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Estilo directo
El estilo directo es aquel en el que se reproducen las palabras exactas de los personajes. No sólo se utiliza para expresar lo que dicen, sino también para expresar lo que piensan, actúan, y hacen. Encontrarás este tipo de estilo en los diálogos durante una narración, donde obviamente el narrador no podrá intervenir subjetivamente. La forma de introducirlo puede variar, bien utilizando rayas de diálogo o comillas
Este es un extracto del libro “El por qué de las cosas” de Quim Monzó. Podemos observar que en este fragmento sólo hay dos tipos de intervención, la del personaje y la del narrador. Este último tiene la función de aclarar aspectos relativos a la forma en que se expresa el personaje, o cosas que ocurren a su alrededor, pero como hemos explicado anteriormente, no ofrecerá su opinión.
Comillas y guiones largos
Para introducir los diálogos y las palabras exactas de los personajes, podemos utilizar dos tipos de recursos.
En primer lugar, las comillas se utilizan cuando se mantiene el diálogo en el mismo párrafo, lo que permite introducir frases que no tienen tanta relevancia para la comprensión del texto o simplemente como factor estético. Las comillas también se utilizan cuando el diálogo de un mismo personaje es muy extenso. A partir del segundo párrafo del parlamento del mismo, se emplearían las comillas de cierre para hacer referencia a la continuidad del propio diálogo o monólogo.
Un ejemplo sencillo para entender el uso de las comillas podría ser el siguiente,
Como ya hemos avanzado y como vemos en este ejemplo, las comillas sirven para expresar textualmente las palabras de algún personaje, y suelen introducirse después del verbo decir seguido de dos puntos. Sin embargo, no hay que abusar de este recurso. Lo mejor es intentar reescribir los diálogos que parezcan más innecesarios o irrelevantes en estilo indirecto. Si no ofrece información adicional, lo mejor es que no lo incluyas.
Por su parte, la raya de diálogo (también llamada guión largo) es la herramienta que más se usa a la hora de escribir las palabras de un personaje y de separar las acciones de dichas palabras, como hemos visto en el ejemplo anterior. Así, se puede intercalar la forma en que se expresa el personaje, de las palabras textuales, de manera que el lector tenga claro cuándo se produce cada cosa. Para ejemplificar esto, podemos añadir otro ejemplo, fragmento del libro “El día que me atrapes” de Manuel Enríquez, que muestra esa separación entre las palabras y la forma en las que el personaje lo formula o cómo actúa.
—De entrada, señor, el arrestado no deja de fumar— el recién llegado miró a la mujer que acababa de apagar la colilla de su cigarro en el bote—. Además, asiente cuando le pregunto, comienza a responder y empieza a divagar hasta hacerme olvidar la pregunta que le había formulado.
El estilo indirecto es aquel que reproduce las palabras de un personaje pero sin citarlas textualmente, esto es, resumiendo las palabras o pensamientos de los personajes. Tiene mucho que ver con el tipo de narrador que se utilice.
Podemos usar el anterior ejemplo y trasladarlo a estilo indirecto para aclarar cuál es su uso, por lo que quedaría así:
Estilo indirecto libre
Dentro del estilo indirecto es habitual encontrar un ‘sub-estilo’ que se denomina estilo indirecto libre. Sin duda, es más complicado de poner en práctica que los dos estilos anteriores, pero sin duda es bueno conocerlo. El estilo indirecto libre se caracteriza por plasmar las palabras que diría un personaje. Esto es, poner de manifiesto lo que piensan otros personajes, pero sin especificar quién, por lo que no se indica como podría hacerse con el estilo directo con los guiones largos. Esto significa que en ocasiones no se distinga entre el narrador y el personaje.
Lo complicado de este estilo es conseguir comunicar ambas perspectivas pero sin llegar a confundir al lector. Por eso hay que tener muy en cuenta las diferencias entre los tres estilos, porque las tres son herramientas cruciales que dan ritmo a la historia. Sin embargo, no se debe exceder ni recurrir a alguno de ellos demasiado, primero porque en algunos casos puedes aburrir al lector, y en otros porque puede llegar a confundirlos.
Diferencias entre estilo directo e indirecto
Explicación: