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Explicación:
El museo del Prado contiene la mejor y más completa colección de pintura antigua del mundo. Sin embargo, el cuidado y trato oficial que recibe este tesoro indiscutible dista mucho de ser el más adecuado. El presidente del patronato del museo, José Antonio Fernández Ordóñez, pintó ayer en el Congreso un panorama digno de la serie negra de Goya: ratas en la cafetería, goteras en la techumbre, inseguridad para las obras, archivos que se extienden por los cuartos de baño... Fernández Ordóñez afirmó que el Prado es ya un problema de Estado y de toda la humanidad.
El presidente del patronato del Prado compareció ante la comisión de Cultura del Congreso a petición del Partido Popular. Justo el día anterior en la misma mesa se había sentado la ministra de Cultura, Carmen Alborch, para hablar de los grandes proyectos de su departamento. El Prado se llevó una pequeña parte de la intervención de la ministra, quien aseguró que en breve serán reparadas las cubiertas del museo y que está en marcha el concurso de ideas para la ampliación que a gritos pide la pinacoteca.En quince minutos, Fernández Ordóñez sintetizó los problemas más importantes del museo y pidió las correspondientes soluciones. El primer problema denunciado por el presidente del patronato es la necesidad de espacio. Presentó la ampliación como ineludible y dió una posible solución para terminar con el hacinamiento de las obras maestras y las instalaciones del edificio: "La anexión inmediata del edificio del Museo del Ejército y el claustro de la Iglesia de los Jerónimo?.
"No olvidemos la deuda moral que la Administración tiene con el Prado después del asunto Villahermosa", dijo Fernández Ordóñez, en referencia a la cesión de este edificio para la colección Thyssen. "Dentro de esta búsqueda de espacio, habría que encontrar una solución definitiva para las colecciones del siglo XIX".
La reciente llegada del otoño y las previsibles lluvias pusieron en la mente de todos las goteras que el pasado año chorrearon impunemente junto a Las meninas de Velázquez. Fernández Ordóñez reclamó una solución inmediata para unas. cubiertas que, tras el paso de dos siglos, han resultado ser una amalgama de 21 materiales diferentes ya inservibles. A preguntas del popular, Miguel Ángel Cortés, el presidente del patronato recordó que existe un riguroso estudio realizado por una empresa inglesa según el cual los mencionados materiales están al final de su vida útil. Las medidas que se apliquen deberán ser radicales porque el tejado ya no admite más parcheo. El coste de los nuevos tejados sería de 1.300 millones de pesetas y las obras se prolongarían durante quince meses.
Y lo que más sorprendió a los asistentes: ratas en el restaurante. Fernández Ordóñez explicó que al estar el comedor en el sótano y no congelar los desperdicios, como en otros museos, es posible la existencia de roedores paseando a sus anchas por las nobles salas del Prado.