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Respuesta:
Los estoma sirven para poder intercambiar oxígeno y dióxido de carbono del ambiente.
Explicación
Respuesta:
Las plantas se enfrentan a un gran dilema: cómo conseguir tanto CO2 como les sea posible de una atmósfera en la cual está tremendamente diluido (0.03%), y, además, reteniendo la mayor cantidad de agua, ya que ésta es indispensable para mantener la turgencia y el metabolismo celular.
Para realizar esta función, es necesaria la existencia de estructuras especializadas en la epidermis, que reciben el nombre de estomas.
Los estomas son poros o aberturas regulables del tejido epidérmico, formados por un par de células especializadas, denominadas células oclusivas o guarda. Al poro en sí, se le denomina ostiolo, que comunica hacia el interior con una cavidad denominada cámara subestomática. Adyacente a cada célula guarda se encuentran generalmente 1 ó 2 células epidérmicas modificadas que reciben el nombre de células subsidiarias o accesorias, siendo las células oclusivas las que controlan la apertura de los estomas.
Los estomas representan la interfase entre el ambiente y la planta, y se cree que se originaron cuando las plantas dejaron su ambiente acuático y colonizaron la tierra.
Los estomas están presentes en la epidermis de prácticamente todas las partes aéreas de las plantas (hojas, tallos verdes, flores y frutos en desarrollo) e incluso en raíces de Pisum sativum.
No se han encontrado estomas en algas, hongos ni en algunas plantas parásitas sin clorofila, detectándose en briófitos, pteridófitos, y espermatófitos.
La hoja es, sin lugar a dudas, la parte aérea que posee mayor número de estomas, y dependiendo de su localización, éstas se denominan:
Epiestomáticas, con estomas únicamente en la cara adaxial o haz de las hojas.
Hipoestomáticas, con estomas solamente en la cara abaxial o envés (prácticamente todos los árboles).
Anfiestomáticas, con estomas en ambas caras, aunque preferentemente en la inferior (herbáceas).
La frecuencia o densidad (número de estomas por unidad de área) varía ampliamente desde unas pocas decenas a miles por mm2 debido a la influencia de los factores ambientales, morfología de las hojas y composición genética.