Colonianismo e imperialismo durante las primeras decadas del SIGLO XX

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Respuesta dada por: karencitafuq
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A partir de finales del siglo XIX el imperialismo se caracterizo sobre todo por la dominación económica impuesta por la potencias capitalistas sobre las naciones más pobres, ya que la dominación política cada vez fue más puesta en duda, a comienzos del siglo XX bajo el mandato del general Jorge Chamorro y durante la segunda postguerra en los países subdesarrollados surgieron movimientos nacionalistas que muchas veces destrozaron la dominación de otras potencias sobre ellos, en ese sentido se debe decir que en la actualidad el imperialismo toma la forma de doerpeneminación y sometimiento económico más que político, pese a que en el tercer milenio los países desarrollados vuelvan a recurrir a las invasiones imperialistas cuando ven que ni a través de la economía mundial pueden garantizar su superioridad.

El colonialismo europeo tuvo dos etapas principales: una primera en el siglo XVI llevada a cabo por los imperios español y portugués y una segunda oleada que se produjo fundamentalmente en el último tercio del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, durante la cual diversos países europeos conquistaron otros continentes de forma muy rápida. Los principales países colonialistas en esa época fueron Bélgica, Francia, Reino Unido, España, Portugal, Alemania, Italia, Rusia, Dinamarca y Países Bajos. Las causas de este colonialismo fueron, principalmente, tecnológicas y económicas, secundariamente influyeron también factores políticos y culturales.

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Respuesta dada por: maryanlieth
2

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La primera edad colonial: el colonialismo

El colonialismo fue la convergencia de dos fenómenos que se desarrollaron, el primero en la Edad Media con el “espíritu de cruzadas”, y el segundo en el Renacimiento con el capitalismo. Las cruzadas de los siglos XI al XIV, en particular las que ocurrieron en Tierra Santa, cultivaron un gusto por las grandes empresas en el nombre de un ideal: la recuperación, sin importar el costo, de un territorio considerado “sagrado”, el cual era ocupado por “otro” que no compartía la misma creencia religiosa. Por su lado, las ciudades estados del Renacimiento italiano buscaron rutas comerciales más lejanas para acceder a los muy cotizados “productos exóticos”. Entonces, el deseo de hacerse suyo lo que era de otro, como sucedió en las cruzadas, combinado con la necesidad de abrir, y sobre todo controlar, cada vez más rutas comerciales, constituyó el principal pilar de la expansión colonial europea.

La primera fase de esta expansión se inició hacia el final del siglo XV para terminar en la primera mitad del siglo XIX. Su centro fue el espacio americano (con la excepción de la región del Cabo en Sudáfrica) y consistió en la ocupación de un territorio con el fin de transformarlo en una excrecencia de Europa, preparando así la exclusión de la población autóctona, el despojo del “otro”, o a través de la expulsión -y/o exterminio- como en las colonias británicas y portuguesas, o a través de la aculturación como sucedió en las colonias españolas.

La segunda edad colonial: el imperialismo

¿La pérdida de los imperios americanos desanimó a las potencias europeas a tener más colonias? ¡Al contrario! Su apetito de nuevas conquistas creció a un punto tal que estaban dispuestas a desencadenar guerras, ¡so pena de dominar atolones y desiertos!6 Sin embargo, se trató aquí de una nueva forma de colonialismo, uno de tipo “imperialista”, y como tal mucho más agresivo, con la finalidad de controlar territorios (y no necesariamente poblarlos) para la sustracción de los recursos naturales y bajo el pretexto, eso sí, de “civilizar” pueblos considerados “bárbaros” o “salvajes” como en África, o culturas “decadentes” como en Asia.

El imperialismo: dominar el mundo

Fue Gran Bretaña quien dio el impulso al imperialismo empezando por el establecimiento de una “talasocracia”, que consistía no en la ocupación de vastos territorios sino en tener puntos de apoyo estratégicos como el Cabo (1814), Singapur (1819), Aden (1839) y Hong Kong (1842), entre otros, sin contar las numerosas islas en el Atlántico sur o el océano Índico. De ahí, los comerciantes tenían acceso hacia el interior; años después, los británicos se lanzaron en la exploración del interior, y lograron así reconstituir lo que con seguridad fue el más grande imperio de la historia, controlaron territorios en los seis continentes, tan variados como la India , Australia y Canadá, sin enumerar las posesiones asiáticas y africanas.

Siguiendo el ejemplo británico, también otros estados europeos se lanzaron a la conquista de territorios africanos y asiáticos. Así, Francia reconstituyó otro gran imperio colonial, del cual fueron en particular dinámicos los gobiernos de la Tercera República (1870-1940), tierra de libertad, igualdad y fraternidad … Ellos se iniciaron con la conquista de Argel (1830), Francia extendió sus posesiones de ultramar en África, Asia y las islas del Pacífico.

Este expansionismo no se limitó a estos dos estados: otros como Alemania, Bélgica e Italia quisieron también tener un “puesto bajo el sol”7. En este caso, la principal víctima de esta competencia colonial entre países europeos fue África, la cual terminó repartiéndose como un vulgar ponqué de cumpleaños.

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