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Lóbulo frontal
Situados en la parte frontal de la cabeza, y justo debajo de los huesos frontales del cráneo y cerca de la frente, , la que más tiempo tardó en evolucionar y aparecer. Así, entre las diversas tareas que puede llevar a cabo, están las siguientes:
Producción de habla y lenguaje gracias al área de Broca, una región excepcional que nos permite traducir los pensamientos en palabras.
Lóbulo parietal
El lóbulo parietal está sobre el lóbulo occipital y detrás del lóbulo frontal. Sus funciones son múltiples, pero si hay algo que define a esta área cerebral es su papel en la percepción sensorial, el razonamiento espacial, el movimiento del cuerpo y nuestra orientación.
Es además en esta área donde se capta la información sensorial relativa a la mayoría de nuestros órganos sensoriales. Es aquí donde se procesa y regula la sensación del dolor, la presión física y la temperatura, etc.
Asimismo, gracias al área parietal podemos comprender la naturaleza de los números. Su relación con las competencias matemáticas es por tanto muy relevante.
Lóbulo occipital
De entre los 4 lóbulos cerebrales, el occipital es el más pequeño a la vez que interesante. Se sitúa cerca de la nuca y no realiza una función en concreto. Es casi como esa ruta de paso por donde pasan, se organizan y conectan la mayoría de nuestros procesos mentales.
El lóbulo occipital, además, tiene una importancia clave en todo lo relativo a nuestro sentido de la visión. De hecho, su corteza integra diversas áreas visuales como la que detecta los patrones, procesar esa información y enviarla a otras áreas del encéfalo.
Nos ayuda a diferenciar los colores.
Participa también en la elaboración de las emociones y pensamientos.
Lóbulos temporales
Pegados casi a las sienes y a ambos lados de nuestro cerebro, están esos lóbulos que regulan también gran cantidad de procesos. Como hemos podido ver hasta el momento, resulta muy complicado asociar a cada una de estas estructuras a una única función especializada. Todas dependen unas de otras, todas se hallan conectadas y favorecen esa armonía perfecta donde los lóbulos temporales desempeñan también tareas esenciales:
Nos ayuda a reconocer rostros.
También se relacionan con la articulación del lenguaje y la comprensión de los sonidos, las voces y la música.
Facilita el equilibrio.
Participa en la regulación de las emociones, como la motivación, la rabia, la ansiedad, el placer…