Respuestas
Pedro el ladrón
Pedro era un ladrón de cuadros muy arriesgado. Un día, cuando quiso entrar en una casa a robar, rompió un vidrio del ventanal con una piedra. Cuan grande fue su sorpresa, que en vez de ser custodiada por un perro, lo era por un dragón.
Pedro quedó tan paralizado con el susto que se llevó, que nunca más intentó robar cuadros u otra cosa. Ahora, solo le interesa trabajar honradamente, para pagar los errores, cometidos con la gente.
El lobo y la cabra
Encontró un lobo a una cabra que pastaba a la orilla de un precipicio. Como no podía llegar a donde estaba ella le dijo:
− Oye amiga, mejor baja pues ahí te puedes caer. Además, mira este prado donde estoy yo, está bien verde y
crecido.
Pero la cabra le dijo:
− Bien sé que no me invitas a comer a mí, sino a ti mismo, siendo yo tu menú.
Moraleja: Conoce siempre a los malvados, para que no te atrapen con sus engaños.
De un milano enfermo
Hacía largo tiempo que un milano estaba enfermo, y viéndose ya sin esperanzas de vida, rogó a su madre que acudiese al pie de los altares, y cansase a las divinidades con fervientes súplicas por el restablecimiento de su salud. «Que me place, respondió la madre; pero mucho me temo, sea todo infructuoso; porque si tú, atropellando por la reverencia debida a lo sagrado, profanaste los templos y llevaste la osadía hasta el punto de no perdonar ni aún a los sacrificios de los dioses, ¿cómo quieres que les pida clemencia en favor tuyo?»
Moraleja: No se puede exigir perdón cuando has estado toda la vida haciendo el mal.
El caballo y el jabalí
Todos los días el caballo salvaje saciaba su sed en un río poco profundo. Allí también acudía un jabalí que, al remover el barro del fondo con el morro y las patas, enturbiaba el agua. El caballo le pidió que tuviera más cuidado, pero el jabalí se ofendió y lo trató de loco.
Terminaron mirándose con odio, como los peores enemigos. Entonces el caballo salvaje, lleno de ira, fue a buscar al hombre y le pidió ayuda. -Yo enfrentaré a esa bestia -dijo el hombre- pero debes permitirme montar sobre tu lomo.
El caballo estuvo de acuerdo y allá fueron, en busca del enemigo. Lo encontraron cerca del bosque y, antes de que pudiera ocultarse en la espesura, el hombre lanzó su jabalina y le dio muerte. Libre ya del jabalí, el caballo enfiló hacia el río para beber en sus aguas claras, seguro de que no volvería a ser molestado. Pero el hombre no pensaba desmontar.
-Me alegro de haberte ayudado -le dijo-. No sólo maté a esa bestia, sino que capturé a un espléndido caballo. Y, aunque el animal se resistió, lo obligó a hacer su voluntad y le puso rienda y montura.
Él, que siempre había sido libre como el viento, por primera vez en su vida tuvo que obedecer a un amo.
Aunque su suerte estaba echada, desde entonces se lamentó noche y día: -¡Tonto de mí! ¡Las molestias que me causaba el jabalí no eran nada comparadas con esto! ¡Por magnificar un asunto sin importancia, terminé siendo esclavo!
Moraleja: A veces, con el afán de castigar el daño que nos hacen, nos aliamos con quien sólo tiene interés en dominarnos.
(Espero que estos textos sean suficientes, si no es así, te recomiendo que busques "Fábulas de Fedro para niños". Son entretenidas y educativas.