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Para localizar un punto sobre la superficie de la Tierra y trasladarlo o plotearlo en un mapa o carta náutica, es necesario conocer primero las coordenadas donde se encuentra ubicado ese punto, es decir, la latitudy la longitud. Conocer el valor de las coordenadas es imprescindible para poder ubicar la posición de automóviles o coches, barcos, aviones, personas, carreteras, ciudades, puntos de interés, objetos, manchas de peces, fauna animal y hasta una piedra que se encuentre sobre la superficie de la Tierra.
Las líneas de latitud o paralelos están formadas por círculos de diferentes tamaños que parten de la línea del Ecuador y se expanden en dirección a los polos. La línea del Ecuador constituye el círculo de latitud de mayor diámetro de la Tierra y la divide en dos mitades: hemisferio Norte y hemisferio Sur. La línea del Ecuador se identifica en las cartas náuticas y los mapas como latitud “0” grado (0º) y el nombre lo recibe porque atraviesa la ciudad de Quito, capital de la República del Ecuador, situada en el continente sudamericano.
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Explicación:La longitud (abreviada long.), es una medida que en cartografía expresa la distancia angular entre un punto dado de la superficie terrestre y el meridiano que se toma como 0° (es decir, el meridiano de base), medida a lo largo del paralelo en el que se encuentra dicho punto, una circunferencia cuyo centro es la intersección del eje de la Tierra con el plano del citado paralelo. En la actualidad, el meridiano base generalmente es el meridiano de Greenwich (observatorio de Greenwich), pero antiguamente hubo muchos otros que servían como referencia (para el mapa de Ptolomeo el meridiano de Alejandría, para los mapas españoles hasta el siglo XIX el meridiano de Cádiz —observatorio de Cádiz— o el meridiano de Salamanca —observatorio de la Universidad de Salamanca, utilizado por la Compañía de Jesús—, para los franceses el meridiano de París —observatorio de París—, en Argentina a finales de siglo XIX se usó el meridiano que pasa por el antiguo observatorio de la ciudad argentina de Córdoba, etc.).
Latitud y longitud en la Tierra
La longitud geográfica se mide en grados (°), minutos (') y segundos (”); generalmente la cartografía usa grados sexagesimales, minutos sexagesimales y segundos sexagesimales. Existen varias maneras de medirla y expresarla:
Entre 0° y 360°, aumentando hacia el Este del meridiano 0°;
Entre 0° y 180º indicando a qué hemisferio (Occidental o W —del inglés West, nombre en este idioma del punto cardinal Oeste— u Oriental o E —punto cardinal Este—) pertenece;
Entre 0° y 180° positivos —Este— o negativos —Oeste—
Así, noventa grados longitud Este puede representarse 90° o 90°E; y noventa grados Oeste puede ser 270°, 90°O o -90° y 64º 11’ 00” O significa una longitud o meridiano de 64 grados, 11 minutos y cero segundos Oeste (la O usada en el ámbito hispanohablante en muchos mapas es substituida por una W anglo-germánica); la misma longitud anterior puede ser también expresada usando un signo negativo ya que es una longitud del Hemisferio Occidental: –64° 11’ 00”.
En navegación marítima la longitud se representa con la letra griega λ (lambda).
Índice
El cálculo de la latitud desde una nave es sencillo, basta con medir, en el hemisferio norte, el ángulo que forma la estrella polar con el horizonte, y en el hemisferio sur, el ángulo respecto al polo sur celeste que se puede determinar a partir de la Cruz del sur; este ángulo se puede medir con un cuadrante, un astrolabio o un sextante. Pero el cálculo de la longitud en alta mar presentaba serios problemas.
El cálculo de la longitud en teoría se reduce a medir la diferencia horaria entre un punto de referencia y la posición actual de la nave. El problema de la determinación de la longitud según la posición del observador se resuelve gracias a Rui Faleiro durante el primer viaje de circunnavegación de Magallanes, siendo Faleiro el organizador científico del viaje, siendo este descubrimiento una de las razones del viaje, y un gran éxito para la navegación, para la Corona de Castilla y Aragón. La medida de la posición del Sol indicaba el tiempo local, pero el tiempo de referencia no se podía conocer sin relojes suficientemente precisos, que no se vieran afectados por los vaivenes de la navegación o por los cambios de presión y temperatura. Estos relojes no se construyeron hasta los siglos XVIII y XIX.
En esa época se calculaban las longitudes de un modo no muy preciso, deduciendo las distancias recorridas por las naves mediante un instrumento bastante primitivo llamado bolina o corredera. Este instrumento utilizaba como módulos de cálculo una serie de nudos en una cuerda (que permitían deducir la distancia recorrida por el buque cada hora, tiempo que generalmente era inferido con poco precisos relojes de arena), dando origen a la actual denominación de la medición náutica en nudos. El método permitía inferir muy rudimentariamente las distancias longitudinales (es decir, las distancias recorridas de Este a Oeste o viceversa). Un intento de compensar esas imprecisiones se encuentra en las líneas para navegar que unen puertos u otros sitios notorios en los antiguos portulanos.