Respuestas
Respuesta:
es cierto que la sociedad en la actualidad ha trazado sus propios caminos atendiendo al progreso de la ciencia, a los avances científicos, a los cambios lógicos creando una nueva cultura acorde con los nuevos tiempos. Esta nueva cultura ha creado nuevas estructuras mirando sus propios intereses y primando los aspectos económicos que miran lógicamente al bienestar general
y al progreso de todos y olvidando otros aspectos tradicionalmente perennes, como la ética o moral de comportamiento, la familia, el valor del esfuerzo, el respeto.
Sin duda alguna que esto es lo que buscamos y deseamos todos, pero olvidamos que cuando nos situamos en este tipo de sociedad bajo el prisma de la economía , del bienestar social, de la avaricia, se produce una serie de efectos negativos, como la corrupción, la avaricia, la lucha por el poder, pérdida de toda ética e incluso olvido de los derechos fundamentales del hombre, del desprecio de Dios y ataques a la Religión, a las creencias, considerados como impedimentos para conseguir todos los beneficios que nos ofrece ese mundo idílico de la economía.
Ante esta situación nos podemos preguntar si la Iglesia nos puede ayudar a mirar a la sociedad bajo otro prisma distinto, que sin poner en duda el papel de la economía para su desarrollo, puede ser el complemento para sentirnos felices y solidarios.
Explicación:
El planteamiento de la Iglesia, nos traslada al ámbito de los desafíos de la sociedad y, en este plano, lo primero que tenemos que plantearnos es buscar caminos para la paz y ponernos al servicio de los ciudadanos. La paz es uno de los principales desafíos de la sociedad porque nos proporciona los medios y el ambiente adecuado para progresar y caminar unidos. La Iglesia es líder incondicional en buscar medios para contener la lucha armada y da garantías para conseguir una sociedad unida, de progreso, y bajar al mundo de los más necesitados de la sociedad en una actitud de servicio. Está al lado de los más desfavorecidos o los que están en paro o de los que pasan hambre. La labor de la Iglesia con los más necesitados no tiene parangón con ningún otro movimiento social. No entiendo cómo hay partidos políticos, organismos oficiales que critiquen o están en contra de esta labor de la Iglesia.