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La Revolución Francesa de 1789 representó el fin de un mundo, lo que luego se llamaría Antiguo Régimen, y el inicio de otro, una época moderna que en cierto modo sigue siendo la actual. Luis XVI encarnó en su tragedia personal la contradicción irresoluble entre las dos épocas. Convencido de que reinaba sobre los franceses en virtud de un derecho divino, y que por tanto no tenía que rendir cuentas de sus actos ante nadie, Luis se enfrentó a una situación totalmente nueva que nunca llegó a comprender, debatiéndose entre su personalidad afable y acomodaticia y el parecer de sus consejeros más autoritarios, entre ellos su esposa María Antonieta.
Aceptó de mala gana la convocatoria en 1788 de una asamblea estamental para discutir la crisis financiera de la monarquía, pero no creyó que la iniciativa fuera a tener consecuencias. Así, cuando se produjo el asalto popular contra la Bastilla, verdadero detonante de la Revolución, no consideró que el episodio tuviera suficiente importancia como para anotarlo en su diario personal. Los hechos enseguida le hicieron ver su error.
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El final del antiguo regimen fue en 1799 cuando napoleon bonaparte la finalizo con el golpe de estado junto con la ayuda del pueblo, despues de que termino la revolucion francesa dio paso a la edad contemporanea donde surgieron transformaciones aceleradas en la economia la sociedad y la tecnologia que es llamada la revolucion industrial y ha ido evolucionando hasta como lo conocemos ahora.
Se consagró la libertad y la igualdad ante la ley, bases del actual Estado de derecho