La Tierra tiene un aspecto muy distinto de cuando se formó, hace unos 4.470 millones de años. Porque al inicio era como un amontonamiento de rocas cuyo interior tenía mucho fuego, tanto que ese calor fundió todo el planeta.
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Fue una gran explosión, que se conoce con las palabras en inglés Big Bang, una explosión tan grande que continúa hasta ahora, por lo que el universo estaría en constante expansión. Por la fuerza de esa explosión, esa materia extraordinariamente densa se transformó en miles de millones de pedazos que salieron despedidos en todas direcciones, a una velocidad cercana a la luz. Con el tiempo, tal vez 6.000 o 7.000 millones de años después, y a medida que se alejaban del centro y reducían la velocidad de su alejamiento, algunas masas de esa materia que habían quedado más cercanas entre sí empezaron a unirse y formaron lo que hoy conocemos como galaxias. Una galaxia en particular nos interesa, la que hoy llamamos Vía Láctea. Nos interesa porque estamos dentro de ella (la podemos ver en el cielo despejado de la noche como si fuera un camino de apariencia lechosa). En efecto, hace unos 5.000 millones de años, cerca de su borde, igual que pasaba en otras partes de esa galaxia una nube más densa, que se fue condensando por la gravedad en una esfera central incandescente a cuyo derredor giraban masas mucho más pequeñas. Esa esfera incandescente es nuestro Sol, una estrella como millones de estrellas que se fueron formando. Las masas pequeñas que orbitaban alrededor también se condensaron, unas más y otras menos, formando los planetas y satélites. Entre esas masas hubo una que quedó de un tamaño adecuado y a la distancia justa para tener agua en estado líquido y retener una envoltura de gases. Ya se pueden imaginar de qué planeta estamos hablando: del planeta Tierra. Claro que hoy la Tierra tiene un aspecto muy distinto de cuando se formó, hace unos 4.470 millones de años. Porque al inicio era como un amontonamiento de rocas cuyo interior tenía mucho fuego, tanto que ese calor fundió todo el planeta. Poco a poco el calor descendió y permitió que se formara una corteza más o menos estable. Millones de años demoró en secarse la corteza, que se volvió sólida. Al principio no tenía atmósfera ni agua, y seguía recibiendo muchos impactos de los meteoritos, pedazos de masa que chocaban con los otros cuerpos celestes en el espacio. Además, el fuego del interior seguía manando en forma de lava incandescente por numerosas grietas. Esa lava, al enfriarse y consolidarse, formó capas que gradualmente aumentaron el espesor de la corteza Los volcanes no solo lanzaban lava sino gases que acabaron formando una capa alrededor de toda la corteza. Su composición, aunque tenía hidrógeno y oxígeno, no era exactamente igual a la atmósfera actual, pero fue una primera capa envolvente, donde se formaban masas de nubes que desataban tempestades gigantescas, lo que dio lugar a que en partes cóncavas de la corteza se acumulara agua, que al comienzo, con la corteza aún caliente, se evaporaba y formaba nuevas nubes y nuevas tempestades, pero con el enfriamiento paulatino de la corteza, el agua de la lluvia se pudo mantener líquida en las partes más bajas de ella, formándose los océanos. Todo siguió modificándose, pues el fuego del centro de la Tierra continuó saliendo por los volcanes y porque trozos de la corteza se movían y causaban terremotos gigantescos. Toda esta violenta interacción de fuego, tierra, aire y agua sirvió para ir formando las capas de suelo, que se enriquecía, mientras la superficie se iba transformando con el paso de miles de años. En algún momento se dieron las condiciones apropiadas para el aparecimiento de la vida. Primero aparecieron dentro del agua simples compuestos orgánicos, después organismos unicelulares, más tarde los pluricelulares, vegetales y animales. La aparición de los humanos es, en esta larguísima historia, de hace apenas unos segundos: la evolución que llevaría al hombre empezó hace unos cuatro millones de años y el Homo Sapiens sapiens, nuestra especie, está sobre la Tierra solo unas decenas de miles de años.
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