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Nikolái Aleksándrovich Románov (en ruso: Никола́й Алекса́ндрович Рома́нов; San Petersburgo, 6 de mayojul./ 18 de mayo de 1868greg.-Ekaterimburgo, 17 de julio de 1918) fue el último zar de Rusia. Nicolás II de Rusia, hijo de Alejandro III, gobernó desde la muerte de su padre, el 20 de octubre de 1894, hasta su abdicación el 2 de marzo de 1917 (de acuerdo al calendario juliano), cuando renunció en su nombre y en nombre de su hijo heredero al trono y este pasó a su hermano, el gran duque Miguel. Durante su reinado vio como el Imperio ruso sufrió una debacle económica y militar, desconociendo las causas de dicho debacle, aunado a su fanatismo religioso, por lo cual creía a sí mismo como enviado de Dios, antigua creencia de que el Zar tenía apoyo divino. Fue apodado «Nicolás el Sanguinario» por los críticos debido a la Tragedia de Jodynka, el Domingo Sangriento y por los pogromos antisemitas que se produjeron durante su reinado. Como jefe de Estado, aprobó la movilización de agosto de 1914, que marcó el inicio de la Primera Guerra Mundial, la revolución y la consecuente caída de la dinastía Románov.
La Revolución de Febrero de 1917 puso fin a su reinado cuando, intentando volver del cuartel general a la capital, su tren fue detenido en Dno, gobernación de Pskov, y fue obligado a abdicar.1 A partir de entonces, el zar y su familia fueron apresados, primero en el palacio de Alejandro, en Tsárskoye Seló, después en la casa del gobernador de Tobolsk y finalmente en la Casa Ipátiev, en Ekaterimburgo. Nicolás II, su mujer, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia imperial, un criado personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia fueron ejecutados en el sótano de la casa por los bolcheviques en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918.2 Posteriormente, Nicolás II, su mujer y sus hijos fueron canonizados como mártires por la Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia.
Explicación:
Buenas, acá te dejo otra resumida a ver si te sirve.
(San Petersburgo, 1868 - Yekaterimburgo, 1918) Último zar de Rusia, en quien se extinguió la dinastía Romanov. Accedió al trono en 1894, sucediendo a su padre, Alejandro III de Rusia. En general siguió la política autocrática de su antecesor, si bien parece haber mostrado escaso interés y nulas aptitudes para las tareas de gobierno. Por incapacidad o por debilidad, cayó bajo la influencia de la zarina Alejandra Fiódorovna (la princesa Alix de Hesse-Darmstadt) y de su consejero Rasputín.
Bajo su reinado, pero más bien al margen de su intervención directa, Rusia experimentó un intensivo proceso de industrialización (la penetración acelerada de la Revolución industrial hizo surgir importantes núcleos obreros) y se esforzó por extender su influencia en Asia rivalizando con las potencias occidentales en la carrera imperialista: intervención en la Guerra Chino-Japonesa de 1896, base de Port Arthur en 1898, ocupación de Manchuria en 1900 y reparto de Persia en esferas de influencia con Gran Bretaña en 1907.
Los intentos por ejercer una influencia determinante en Europa oriental y los Balcanes como cabeza de un movimiento paneslavista dieron lugar a múltipes conflictos y tensiones internacionales, en virtud del alineamiento ruso con Serbia frente a los intereses de Austria-Hungría; pero, tras sufrir una primera derrota diplomática en la crisis de Bosnia (1908), las Guerras Balcánicas de 1912-13 acabaron definitivamente con el control ruso sobre la península Balcánica.
Mal aconsejado y aislado de la opinión nacional, Nicolás II dejó con su inmovilismo que se enconaran los grandes problemas que aquejaban al régimen zarista: la pobreza del campesinado y su hambre de tierras, las tensiones sociales y la agitación revolucionaria, las aspiraciones de libertad y democracia de los intelectuales reformistas. En 1905 llevó al país a una guerra contra el Japón en la que resultó derrotado; el descontento popular estalló en una revolución en aquel mismo año, frente a la cual no ofreció otra respuesta que la represión militar.
Ambos acontecimientos constituyeron los prolegómenos de la crisis final en la que perecería la Monarquía: en 1914 Rusia volvió a comprometerse en una guerra exterior, la Primera Guerra Mundial, para la que no estaba preparada ni en sentido militar ni económico ni político, si bien Nicolás II no puede considerarse responsable de las grandes decisiones de aquel momento, pues era un juguete en manos de los poderes cortesanos.
Las sucesivas derrotas frente al moderno ejército alemán acabaron por desmoralizar al país y desarticular las estructuras del Estado, facilitando la Revolución de febrero de 1917, que derrocó al zar e instauró en Rusia una República. Nicolás II abdicó y se dejó detener sin ofrecer resistencia frente al gobierno provisional del príncipe Gueorgui Lvov y de Aleksandr Kerenski. Fue confinado junto con el resto de la familia real en la localidad de Yekaterimburgo (actual Sverdlovsk), en los Urales; tras el triunfo de la segunda Revolución rusa de 1917 (la Revolución de octubre), que llevó al poder a los bolcheviques de Lenin y dio paso a una dictadura comunista, el zar fue ejecutado junto con toda su familia, por decisión del Sóviet del Ural.