• Asignatura: Historia
  • Autor: begb241106
  • hace 8 años

en qué consistió el conflicto entre Colombia y Cipriano Castro?

Respuestas

Respuesta dada por: doriannysfiguer
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Respuesta:

Hay muchas razones para creer que Cipriano Castro ha entrado en una conspiración con los presidentes del Ecuador y Nicaragua y los jefes revolucionarios de Colombia, animados por el propósito de unir 4 países en una sola confederación, con Bogotá por capital. Se sabe en los círculos diplomáticos de Bogotá, Caracas y Quito que durante un año el presidente Castro ha estado fraguando aquel plan y que ha dado abiertamente poderosos y frecuentes auxilios a los revolucionarios de Colombia, con absoluto menosprecio de todo principio de neutralidad y aun de decencia. Detrás de ese aparato teatral de la unión de las cuatro repúblicas mencionadas con un solo gobierno, se descubre un plan financiero. Se le ha ocurrido al presidente Castro que este plan, por el cual él y sus socios pueden obtener posesión de todo el Istmo de Panamá y de todas las rutas del canal, es quizá una grande empresa de muchos y provechosos resultados. Un diplomático europeo.

Explicación:

En 1898 el liberalismo colombiano estaba dividido en dos corrientes: los guerreristas y los civilistas. Los primeros crecían cada día más en número y recursos, empujados por la necia política de la intolerancia conservadora. Los civilistas, al mismo tiempo que argumentaban contra la guerra y procuraban negociar prebendas con el régimen, preparaban la infraestructura de los negocios jugosos que la inminente guerra prometía: acaparaban alimentos, almacenaban ropas, herramientas y armamento, concentraban miles de caballos y mulas en sus haciendas. Pronto llegaría la ocasión de hacerse millonarios. El pueblo llamaba a estos especuladores "los pasteleros" y hay que decir, en justicia, que había "pasteleros" liberales, conservadores, radicales y sin partido.

Rafael Uribe Uribe (izq.)

y Foción Soto (der.) en 1900.

En junio de 1898 se reunieron en Zipaquirá los liberales guerreristas Foción Soto, Rafael Uribe Uribe, los hermanos Neira, Zenón Figueredo, MacAllister, Pablo E. Villar y otros, para trazar los planes conducentes a la declaratoria de guerra civil y el inicio de las hostilidades. Unánimemente se acordó que el departamento de Santander fuera el escenario de los primeros combates, no solamente porque la mayoría de su población era liberal sino además porque era fronterizo con Venezuela y se pensaba coordinar los movimientos con la revolución que fomentaba el general Cipriano Castro en el país vecino.

Cipriano Castro

No era Venezuela el único aliado potencial de los revolucionarios colombianos. Los principales jefes del alzamiento liberal habían establecido contactos con los gobiernos de Nicaragua, El Salvador y Ecuador, y con los caudillos liberales de Venezuela. Cipriano Castro contó desde el primer momento con las simpatías más calurosas de los rebeldes colombianos. Tanto antes de iniciarse la guerra civil como durante los períodos más ardorosos del conflicto, el general Rafael Uribe Uribe, caudillo de las fuerzas liberales, mantuvo estrechas relaciones con Cipriano Castro y ajustó más de una vez sus operaciones a las necesidades de su aliado venezolano. De hecho, las primeras demoras en la ruptura de hostilidades tuvieron relación con esta alianza: el 22 de mayo de 1899 el general Cipriano Castro partió desde territorio colombiano, cruzó la frontera al frente de 63 partidarios, y el día siguiente lanzó su proclama de guerra en Capacho: "No más farsa, no más opresión, no más tiranía". Los liberales colombianos lo habían apoyado y alentado, ahora esperaban que él les devolviera el favor.

Ahora bien. Aunque ya a mediados de 1898 se había resuelto romper los fuegos de la guerra civil en Colombia, todavía debió esperar el país más de un año para que se produjera la apertura de hostilidades. Tanto el partido liberal como el conservador (éste en el poder) se hallaban profundamente divididos y sus disputas internas impedían una adecuada coordinación de esfuerzos para la guerra que todos esperaban. En medio de vacilaciones, retardos, salidas en falso, motines locales y regionales prontamente sofocados y otros disturbios de menor cuantía, los futuros contendientes tuvieron tiempo para aprovisionarse de armamento y equipos, ajustar sus alianzas políticas y disponer sus efectivos militares.

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