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EL MITO DE KON En un principio el dios KON creó el mundo y pobló las tierras bajas cercanas al mar (la costa) con toda clase de plantas y animales muy fértiles y dóciles y puso a su cargo los hombres los cuales no morían y solo tenían que coger los frutos de la tierra sin trabajar pero un día los hombres se olvidaron
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Kon es un antiguo dios costero, adorado por culturas como Paracas y Nazca. Hijo del sol considerado como el creador de los yungas, de los hombres nacidos junto al mar; dios volador sin huesos ni carne, pero tenía forma humana, era rápido e intrépido, su fuerza es infinita, no tiene límites.
En el principio, Kon creó el mundo y pobló las tierras bajas cercanas al mar con variedad de plantas y animales. Brindó agua y frutos a sus hijos, los humanos, para que no sientan la necesidad de trabajar la tierra.
Mientras pasaba el tiempo, sus criaturas se olvidaron de él, dejaron de obsequiarle ofrendas ya que llegaron a sentirse autosuficientes, estaban cegados por la soberbia no le daban gracias, menos aun el culto y la reverencia que le deben, y todavía se burlaban de él. Y lo peor de lo peor es que vivían hundidos en el vicio y los placeres, la ociosidad, las riñas, la degradación total.
Al ver esto, Kon amenazó con castigarlos, pero los humanos se burlaban de él y le decían: “¡Bah!, a nosotros nos ha creado el dios Sol y no tú, ¿ni a él le adoramos y te vamos a adorar a ti?”; entonces Kon los castigó e hizo que cayera tormentas de calor sobre la tierra, quitó las lluvias , hizo que los ríos se evaporaran y transformó las tierras fértiles en inmensos desiertos costeños, en arenales inmensos dejando solo algunos ríos para que con esfuerzo pudieran subsistir.
Un día el dios Pachacamac se enfrentó a Kon y convirtió a los hombres que quedaron en gatos, monos y zorros, con la finalidad de crear una nueva generación de hombres. La nueva generación de hombres creada por Pachacámac fue bendecida con una mayor cantidad de agua y mejor capacidad para dominar las tierras y cultivarlas a placer. En agradecimiento, los hombres construyeron un templo cerca de la actual ciudad de Lima, el templo de Pachacámac.