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Explicación:
Shiji 史記 o Memorias Históricas, de Sima Qian 司馬遷, de los siglos II-I a.C., también nombrado Taishigong shu, es considerado como la primera historia sistemática general de China, con cierto valor histórico, que incluye citas de acontecimientos concretos y biografías de los personajes más relevantes del largo período temporal que abarca desde los inicios míticos hasta la dinastía Han. Deben entenderse estas afirmaciones en el sentido de que, a pesar de la evidente parcialidad de los historiadores de la antigüedad china, éstos intentan seguir algunos patrones metodológicos de lo que puede considerarse como crítica histórica, refiriendo cronologías y abarcando diversos ángulos de las épocas tratadas, que van desde los aspectos socio-políticos, hasta los culturales y geográficos. En ciento treinta volúmenes se recogen biografías de reyes, generales, nobles y grandes dignatarios, abarcando los ámbitos político, económico, geográfico y social, además de mítico-legendario, incluyendo, asimismo, varias tablas cronológicas que fechan los reinados desde el siglo IX a.C. hasta los tiempos del autor y del emperador Han Wudi. Aunque en Shiji no se incluyen los reinados y hechos destacados de más de cuarenta monarcas de las primeras dinastías, Xia y Shang, el tiempo histórico comienza con Yao y Shun, a los que los primigenios y arcaicos dioses del panteón tradicional se someten. En síntesis, por consiguiente, estamos ante la primera historia dinástica que narra hechos acaecidos entre el gran patriarca chino Huangdi y la contemporaneidad del autor, es decir, unos dos milenios y medio que incluyen recuerdos del neolítico y la edad de bronce. La visión de este larguísimo período plantea un ángulo de reflexión político-moral que servirá de modélico paradigma para las ulteriores historias dinásticas. Es así como en estas Memorias Históricas encontramos evidentes referencias textuales al Shujing y a Mencio, lo que conlleva aires confucianos que subliman las virtudes de los buenos gobernantes y administradores, al igual que ocurre en Shujing. En época Han, precisamente, la obra adquirió el estatus de ortodoxa, como la verdadera versión de los eventos históricos y como el modelo ideal de escribir la historia antigua. Su autor buscó la aprobación y justificación de los biografiados al vincularlos con los sabios míticos de la Edad Dorada de la antigüedad, Yao, Shun y Yu, es decir, relacionándolos íntimamente con la genealogía divina. Los capítulos de la obra se dividieron en cinco grupos principales: anales imperiales, en doce zhuan de benji; tablas, (diez biao), que ofrecen la concordancia cronológica de los regentes de diferentes estados pre-imperiales y genealogías de familias ennoblecidas; tratados, (ocho shu), referencias históricas sobre aspectos esenciales para el buen gobierno, como la música, el ritual, la astronomía y la economía agrícola; las casas hereditarias (shi jia) más relevantes, en treinta zhuan, historias de los grandes estados pre-Qin, así como biografías de Confucio y de otras personalidades relevantes; y, finalmente, las biografías, setenta zhuan, de figuras prominentes, que incluyen materiales e informaciones históricas de pueblos foráneos como los Xiongnu. Algunos documentos de estado, tales como los edictos imperiales y los reportes de los oficiales, pudieron ser incorporados en la compilación inicial de Sima Tan y Sima Qian. En cualquier caso, serían empleados al lado de genealogías y diversas tradiciones locales de carácter oral. La división de capítulos fue adoptada en las historias dinásticas subsiguientes, como Hanshu. A través de esta obra, en definitiva, Sima Qian confeccionó las premisas ideológicas que han dominado, durante muchos siglos, la historiografía china, en especial la idea de la unidad cultural y política del territorio desde los más remotos orígenes hasta la actualidad. Es muy probable que el autor haya usado abundante material mítico de la tradición oral popular para escribir el monumental trabajo, debido, quizá, a la notable ausencia de fuentes escritas a principios de la dinastía Han oriental. En último caso, no obstante, no debió aceptar cualquier mito recibido de la tradición oral, sino que seleccionaría sólo aquellos que quería reformular en su obra.
30 de abril del 2010