• Asignatura: Castellano
  • Autor: Anónimo
  • hace 8 años

me podrían escribir poemas del clasicismo por favor

Respuestas

Respuesta dada por: juancbonillav45
1

La palomita (de José Iglesias de la Casa)

Una paloma blanca

como la nieve,

me ha picado en el alma;

mucho me duele.

Dulce paloma,

¿cómo pretendes

herir el alma

de quien te quiere?

Tu pico hermoso

brindó placeres,

pero en mi pecho

picó cual sierpe.

Pues dime, ingrata,

¿por qué pretendes

volverme males

dándote bienes?

¡Ay! nadie fíe

de aves aleves;

que á aquel que alhagan,

mucho más hieren.

Una paloma blanca

como la nieve,

me ha picado en el alma:

mucho me duele

Renunciando al amor y a la poesía lírica con motivo de la muerte de Filis (de José Cadalso)

Mientras vivió la dulce prenda mía,

Amor, sonoros versos me inspiraste;

obedecí la ley que me dictaste,

y sus fuerzas me dio la poesía.

Mas ¡ay! que desde aquel aciago día

que me privó del bien que tú admiraste,

al punto sin imperio en mí te hallaste,

y hallé falta de ardor a mi Talía.

Pues no borra su ley la Parca dura,

a quien el mismo Jove no resiste,

olvido el Pindo y dejo la hermosura.

Y tú también de tu ambición desiste,

y junto a Filis tengan sepultura

tu flecha inútil y mi lira triste.

Oda XXXIV (de Juan Meléndez Valdés)

Con esa misma lumbre

que tus ojuelos miran,

me das a mí la muerte

y a tu paloma vida.

Tú amorosa la colmas

con ellos de alegría,

y el crudo Amor por ellos

saetas mil me tira.

Ella en cada mirada

ve, Fili, una caricia;

yo, los rigores solos

de tu esquivez altiva.

Así exclamo mil veces:

«¡Quién fuera palomita!

Trocara ante tus ojos

mis penas en delicias».

La abeja y el cuclillo (Fábula de Tomás de Iriarte)

Saliendo del colmenar,

dijo al cuclillo la abeja:

Calla, porque no me deja

tu ingrata voz trabajar.

No hay ave tan fastidiosa

en el cantar como tú:

¡cucú, cucú y más cucú,

y siempre una misma cosa!

¿Te cansa mi canto igual?

(el cuclillo respondió:)

Pues a fe que no hallo yo

variedad en tu panal;

y pues que del propio modo

fabricas uno que ciento,

si yo nada nuevo invento,

en ti es viejísimo todo.

A esto la abeja replica:

En obra de utilidad,

la falta de variedad

no es lo que más perjudica

pero en obra destinada

sólo al gusto y diversión,

si no es varia la invención,

todo lo demás es nada.

A unos amigos preguntones (de Félix María Samaniego)

Décimas

Para darme en qué entender,

ofrecéis a mi elección

tres bellas cosas que son

sueño, dinero o mujer.

Oíd, pues, mi parecer

en este ejemplillo suelto:

su madre a un niño resuelto

sopa o huevo le ofreció,

y el niño la respondió:

Madre, yo… todo revuelto.

Mas si acaso os empeñáis

en que de las tres escoja,

la dificultad es floja,

a verlo al momento vais.

Espero no me tengáis

por grosero, si a decir

me preparo, por cumplir,

la verdad sin fingimientos;

que dicen los mandamientos

el octavo, no mentir.

No será de mi elección

la mujer… porque, yo sé

que es ella de modo… que…

los hombres… pero, ¡chitón!,

la tengo veneración;

y por mí no han de saber

que para mejor perder

el diablo a Job su virtud,

le quitó hijos y salud

y le dejó la mujer.

Sueño, sólo he de querer

el preciso a mi persona,

porque a veces la abandona

cuando más lo ha menester.

Cosa es que no puedo ver,

de todo forma una queja,

por una pulga me deja;

se va y el por qué no sé;

y me enfada tanto, que

lo tengo entre ceja y ceja.

¡Oh dinero sin segundo,

resorte de tal portento

que pones en movimiento

esta máquina del mundo!

Por ti surca el mar profundo

en un palo el marinero;

por ti el valiente guerrero

busca el peligro mayor…

Pues, pese al de Fuenmayor,

yo te prefiero, dinero.

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