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Ya sea delante de una pantalla de ordenador o justo en frente de la televisión, la máxima es dar algo más… dar algo diferente. Hay que sorprender al espectador y eso es algo que sólo conseguiremos con una buena historia, un buen gancho y una indiscutible calidad gráfica.
Los que habéis superado la cuarentena (o incluso todos aquellos que todavía nos movemos en los últimos años de la treintena) recordamos cómo eran aquellos anuncios que veíamos en televisión.
Piezas llenas de encanto (por eso de la época y del plus de cariño que le tenemos a todo lo que es en blanco y negro) pero sin excesivo guión, con movimientos de cámara excesivamente rápidos y con un trabajo básico de planos y edición que rozaban lo divertido. ¿Conseguían su objetivo? Totalmente ¿Lo conseguirían en nuestro bien entrado año 2016? Seguramente no. Y no… aquí no nos vale eso de «es que todo lo que es vintage o kitsch mola».