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La "solución" al problema de las cenizas
¡Pueblo de Puerto Rico! Confíen en mí. Inventé un producto que, con solo echarle agua a las cenizas, estas se pueden usar en la industria de la construcción. Es magia que revolucionará el mercado. Pero…si por casualidad, ese producto no se vende en Puerto Rico, me comprometo a exportar las cenizas fuera de la isla y encontrarle un depósito seguro. Solo cobraré unos cuantos millones al mes pero es mejor que cualquier otra propuesta que les hayan hecho.
Como no existe la tecnología para ver el futuro, no podrán saber que 15 años más tarde, y con muchos millones en mi bolsillo, lo que hice fue crear una montaña de cenizas que no se sabe a ciencia cierta cuánto el viento, la lluvia y los huracanes han depositado en sus hogares, sus pulmones y sobre los corales y las reservas naturales. El producto no salió como esperaba pues cuando llueve sale un líquido gris del cemento y, por ende, a los contratistas no les gustó. Pero tampoco saqué las cenizas de Puerto Rico porque me salía muy caro y ya gasté los millones que me pagaron para hacerlo. Sorry, resuélvanse ustedes porque si no, les cobro por otras formas, como por ejemplo, subiéndole la factura de electricidad, aunque mi contrato no lo estipule.
Esta es la historia de AES en Puerto Rico y su relación con las cenizas que desecha su planta de carbón. AES llegó a Puerto Rico gracias a una ley federal, el “Public Utilities Regulatory Policies Act”, que promovía la conservación, la eficiencia y la cogeneración de energía. Ellos ganaron una licitación en los años noventa para cogenerar electricidad y vapor que le venderían a la planta de Phillips que cerró unos pocos años después que AES comenzó a operar en el 2002.
Esto quiere decir que se escogió a AES sobre otros proponentes porque se entendía que su modelo económico era mejor que el de sus competidores, incluyendo su manejo de las cenizas. Pero una vez comenzaron a operar, almacenaron las cenizas a la intemperie por más de una década en una montaña de más de 30 pies de alto, sin importarle el contrato que tenían con el gobierno o la reserva natural de la Bahía de Jobos alrededor de su planta.
En otras palabras, AES se lucró diciendo que iba a hacer una cosa y no la hizo. ¿Dónde está el dinero que habían presupuestado hace 15 años para manejar las cenizas? ¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué el gobierno se hizo de la vista larga cuando pudieron multar a la compañía? ¿Acaso tenían un esquema de corrupción para pagarle a los funcionarios que les favorecieron para ganar su contrato? ¡Así cualquiera gana una licitación sobre competidores más honestos!
Lo que más indigna es que, luego de años de impunidad, el gobierno le cambie el contrato para permitirles depositar cenizas en un vertedero que AES dijo en un principio que no harían. Eso es hacerle el trabajo sucio a una compañía millonaria pero fraudulenta. Entonces se cambian leyes y contratos.
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