Respuestas
Respuesta:Walt Kowalski es un alter ego representado con una leve autocrítica en clave cómica, pero la esencia de su personalidad conservadora aparece en todo momento prestigiada. Es un guardián de los valores estadounidenses tradicionales, simbolizados en el vehículo de producción americana que da nombre al film, un Ford Torino de 1972, el cual guarda y protege enérgicamente en su garaje de la contaminación del consumismo moderno que ha corrompido incluso a sus propios hijos y a sus familias.
Este personaje puede entenderse como un Harry, el Sucio llegado a la vejez, la principal diferencia existente entre ambos, es que Walt Kowalski llega a aprender que un inmigrante puede abandonar su cultura inferior y retrógrada y convertirse en un ciudadano estadounidense, y que el tomarse la justicia por la propia mano acaba siendo problemático. Pero conceptos como la tenencia de armas para la defensa personal, o la Iglesia como guía espiritual aparecen bien vistos en el film, así como las características masculinas tradicionales que definen al protagonista y que éste transmite a su discípulo en curiosas lecciones de “cómo ser un hombre americano”. En este sentido, la personalidad machista clásica es un bien preciado que debe quedar intacto generación tras generación.
El Gran Torino es, por tanto una película que rebosa intolerancia en su esencia, ya que, en consonancia con el grueso de la producción cinematográfica Hollywoodiense, reduce y ningunea a las diferentes culturas extranjeras, presentándolas la mayor parte de las veces como atrasadas y primitivas, y a su vez transmite el mensaje xenófobo de que los inmigrantes deben sentirse agradecidos hacia los autóctonos de los países en los que se asientan, ya que estos les permiten vivir en ellos.
El hecho de que en la opinión pública este film figure como un discurso a favor de la tolerancia y la integración evidencia el subdesarrollo en el que se encuentra la cultura mediática contemporánea en el terreno de la ética y la humanidad.
Explicación: