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Respuesta:
Ninguna persona merece la muerte a pesar de lo que haya hecho.
Todos somos pecadores delante de Dios y no podemos juzgar al otro sabiendo que todos hemos cometido errores.
El cristianismo asumía la pena de muerte, en tiempos antiguo se asumía como la aplicación de la penalizaciòn de una anticonducta establecida en la Ley de Moisés, pero después que Jesús muere en la cruz, su muerte se convierte en la remisión de pecados de la humanidad y nuestro señor Jesucristo se convierte en abogado para con nosotros, ante el Dios padre, en consecuencia ya el pueblo o sociedad no tiene que vivir conforme a la antigua Ley, sino en el nuevo Gran Mandamiento " Ama a tu prójimo como a ti mismo ", es decir en el amor de Dios.
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