• Asignatura: Educ. Fisica
  • Autor: morenoferrerg
  • hace 8 años

Evolución del voleibol como se vestía antes como se viste ahora

Respuestas

Respuesta dada por: paulibiris2005
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Realmente tienen las obras de la divina arte un no sé qué de gracia y primor como escondido y secreto, con que miradas una y otra y muchas veces causan siempre un nuevo gusto. Al revés de las obras humanas, que aunque estén fabricadas con mucho artificio, en haciendo costumbre de mirarse, no se tienen en nada, y aun cuasi causan enfado. Sean jardines muy amenos, sean palacios y templos galanísimos, sean alcázares de soberbio edificio, sean pinturas, o tallas, o piedras de exquisita invención y labor, tengan todo el primor posible; es cosa cierta y averiguada que, en mirándose dos o tres veces, apenas hay poner los ojos con atención, sino que luego se divierten a mirar otras cosas, como hartos de aquella vista. Mas la mar, si la miráis, o ponéis los ojos en un peñasco alto, que sale acullá con extrañeza, o el campo cuando está vestido de su natural verdura y flores, o el raudal de un río que corre furioso, y está sin cesar batiendo las peñas, y como bramando en su combate; y finalmente, cualesquiera obras de naturaleza, por más veces que se miren, siempre causan nueva recreación, y jamás enfada su vista, que parece, sin duda, que son como un convite copioso y magnífico de la divina sabiduría, que allí de callada, sin cansar jamás, apacienta y deleita nuestra consideración.

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