Respuestas
Explicación:
Los científicos experimentan una soledad tan solo comparable con la de los artistas: horas y horas de estudio, analizando y resolviendo los más complejos problemas, consagrados con talante monacal a una vocación cuyo ejercicio apenas cuaja en compensaciones materiales.
Así son y así vemos a estos sesudos investigadores, cuyo aislamiento del mundo exterior suele devenir en un carácter algo introvertido, alejado de lo común y proclive a la incomprensión. Tal vez por ello, cuando solicitan fondos y recursos para su trabajo, las demandas rara vez obtienen el eco social que sería deseable y se ven forzados a trabajar en unas condiciones que representan un serio obstáculo para alcanzar el éxito en sus objetivos.
Sin embargo, estas metas son también las nuestras, puesto que somos todos quienes nos beneficiamos de los avances logrados. Sin duda, más allá de las mejoras puramente tecnológicas, quizá ocasionalmente cuestionables por su incompatibilidad con un desarrollo sostenible, todos debemos agradecer a la investigación científica el progreso en el área de la salud, pues ahora, o algún día no muy lejano, gracias a nuestra dilatada esperanza de vida, es muy probable que nos veamos afectados por dolencias, hoy todavía de difícil sino imposible curación. Enfermedades notablemente extendidas e invalidantes como el Alzheimer, el parkinson o la epilepsia carecen todavía de curación, debido a las numerosas lagunas existentes en el conocimiento del sistema nervioso, en tanto que otras líneas de investigación, como las orientadas al estudio de las células madre, suscitan grandes esperanzas.
No resulta fácil interpretar el lenguaje científico y siempre es arriesgada la vulgarización de estudios, cuya lectura apresurada o inconsciente puede conducir a peligrosas e injustificadas expectativas.
Pese a todo, es muy reconfortante conocer las noticias que traen un poco de aire fresco para esas existencias afligidas que esperan impacientes una mejora en su calidad de vida