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Explicación:El presente artículo pretende abordar el concepto de la política a partir del análisis y comparación de
dos autores que se plantean ese objetivo, para luego ofrecer una propuesta de conceptualización sobre
el campo y contenido de la política. A tal fin se parte de dos textos: “El concepto de lo político”, de
Carl Schmitt (aparecido en 1932, traducción de 1998), y “La conflictiva y nunca acabada construcción
del orden deseado”, de Norbert Lechner (1986), autores nacidos en Alemania, pero separados en el
tiempo en cerca de 50 años.
Schmitt escribe en el período de entreguerras, cuestión que parece marcarlo mucho a la hora de
su aproximación a lo político; Lechner escribe en los ochenta, vive durante años en Chile, asiste a los
últimos días de la Unidad Popular de Allende, al golpe de Pinochet, la dictadura y el auge neoliberal en
América Latina. Schmitt quiere y pretende definir de una vez por todas el concepto de lo político a
partir de un criterio propio, inconfundible y no compartido por otros dominios (como la moral, la
economía o la religión); Lechner, por su parte, quiere entender el objetivo y el ámbito propio de la
política, luego de ser sometida ésta a un doble proceso de transformación que rompe los límites
convencionales entre lo político y lo no político, a saber: despolitización de la sociedad política y
politización de la sociedad civil1
.
La tesis central de este ensayo es que la política es mucho más que el ejercicio del poder político,
pues se considera una visión reductiva asimilar la política solamente al uso del poder político (como
técnica o instrumento para el gobierno y la configuración estatal). De otro lado, se asume que para una
concepción moderna, democrática y pluralista es inaceptable partir de una noción negativa de la
política, ligada al dominio e imposición del poder como si no existiera otra alternativa; por el contrario,
acá se sostiene que la política no es la aceptación del dominio de un hombre por otro hombre igual, a
través del recurso de la legitimidad, sino que representa un ideal y una dimensión humana propia. De
esta manera, se rescata la filosofía práctica de los clásicos, en la cual la política está unida a la ética
ciudadana, al servicio público y a la doctrina de la vida buena y justa.
Antes de entrar a un mayor análisis comparado es conveniente hacer un repaso de las ideas fuerza
de cada autor respecto a lo que consideran la política o lo político.
1. Carl Schmitt: lo político definido por el antagonismo amigo/enemigo
El objetivo de Schmitt es encontrar un criterio último al cual pueda reconducirse todo cuanto sea acción
política; para esto se vale del símil con otros dominios en los cuales ya existe un criterio de
demarcación que define un campo propio: “supongamos que en el dominio de lo moral la distinción
última es la del bien y el mal; que en lo estético lo es la de lo bello y lo feo; en lo económico la de lo
beneficioso o lo perjudicial” (Schmitt, 1998: 56). De lo anterior, concluye que la distinción política
específica, aquella a la que pueden reducirse todas las acciones y motivos políticos es el criterio de
amigo/enemigo. Sin embargo, seguidamente aclara que dicho criterio no proporciona una definición
exhaustiva ni una descripción del contenido de lo político, pero sí determina o enmarca su concepto.
Amigo/enemigo no es cualquier tipo de relación. No están definidos en nombre de criterios
económicos, morales, estéticos o religiosos, ni obedecen a las instancias psicológicas privadas donde
priman los sentimientos y emociones. Enemigo no es cualquier competidor o adversario: el enemigo es La concepción clásica de la política, desde Aristóteles hasta Tomás de Aquino.