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1. Sé atento y detallista
Al igual que tú, las personas que te rodean también sienten una necesidad de paz. La buena noticia es que tú puedes ayudarles a encontrarla. Por ejemplo, sé detallista. Si un amigo te cuenta que desde hace días tiene ganas de comer chocolate, ¿no te gustaría ser tú quien lo sorprenda con una rebanada de pastel? A veces los pequeños obsequios pueden dar mucha alegría y calma a los demás.
2. Lee sobre personas ejemplares
Si buscas inspiración, puedes leer biografías de personas ejemplares que te ayudarán a practicar la paz en el día a día. Por ejemplo, Martin Luther King, Norman E. Borlaug, Teresa de Calcuta, Adolfo Pérez Esquivel, Nelson Mandela, Malala Yousafzai y muchos más.
3. Idealiza y actúa
Imagina cómo sería la paz en un mundo ideal. No importa qué tan extrañas te puedan parecer tus ideas. Una vez que diseñes en tu mente las características de un mundo en paz, practica todos esos ideales en tu vida diaria de las formas en que puedas hacerlo. ¡Aprovecha todas las oportunidades para ejercer tu pensamiento!
4. Dona y coopera
Participa en asociaciones que se encuentren en tu comunidad que fomenten la paz. Puedes hacerlo donando dinero, compartiendo tu tiempo o dando parte de lo que tienes. Investiga qué grupos existen a tu alrededor, seguro hay varios. Por ejemplo, encuentra un asilo donde puedas visitar a las personas mayores o una casa hogar donde puedas donar esos vestidos que ya no te quedan.
5. Mantén la paz contigo mismo
Aunque este punto es el último en la lista, sin duda debe ser el primero en tus prioridades. Mantener la paz contigo mismo significa dejar de culparte, criticarte y juzgarte. Piensa que todo lo que haces está bien y observa lo valioso que eres. Cuando sientes paz contigo, entras en sintonía con la paz universal.