Respuestas
Respuesta:
Un caballo joven y desconsiderado caminaba felizmente junto a un asno viejo, que iba muy cargado por los fardos, y que había cargado su amo sobre su lomo. El asno le imploró ayuda a su compañero, le dijo:
– Te pido, amigo, que me ayudes a cargar la mitad de lo que llevo encima, para ti sería como un juego, en cambio para mi sería un enorme servicio, ya que siento que estoy a punto de desmayarme.
Pero el caballo se negó a prestarle ayuda, riéndose del burro. Continuaron caminando, hasta que el asno no aguanto más y cayó desfallecido.
Al ver esto, el caballo se dio cuenta de lo mal que había actuado y ahora el amo; quitó toda la carga que transportaba el burro y la colocó encima de él.
Moraleja: Es preciso ayudarse mutuamente, porque si falta tu compañero su carga terminara en tu espalda.
Respuesta:
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa, pero temiendo siempre los ataques de un enorme gato, los ratones no querían salir. Ya fuera de día o de noche este terrible enemigo los tenía vigilados.
Un buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones, que era el más viejo de todos.
El jefe de los ratones dijo a los presentes:
- Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!
- ¡Pido la palabra! - Dijo un ratoncillo muy atento. Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda. El sonido nos pondrá en alerta y podremos escapar a tiempo.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo.
- ¡Silencio! – Gritó el ratón jefe, para luego decir: Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pondrá el cascabel al gato?
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, muy callados, porque no podían contestar a aquella pregunta. De pronto todos comenzaron a sentir miedo. Y todos, absolutamente todos, corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja:
Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.
Espero que te ayude.