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Repasando la historia griega, uno recuerda a Dracón, en el siglo VII a.C., el tipo que primero intentó ajustar los machos a la aristocracia griega. En el 621, algo harto de que los nobles juzgasen arbitrariamente las cosas, siempre en su beneficio (esto nos recuerda a nuestros tribunales nombrados por esta nueva aristocracia) se le ocurrió en el 621 a.C. recopilar y hacer públicas las leyes existentes para conocimiento general, que hasta entonces se transmitían oralmente y operaban siempre en beneficio de los mismos.
Este código contemplaba penas muy severas (draconianas), obviamente y sobre todo, al gusto de la aristocracia, aunque a pesar del susto de estas élites, apenas tocaban asuntos contra el homicidio y del derecho común. No había ni empezado y no le dieron los cien días preceptivos de las modernas democracias, como a algunos que yo me sé.
Y entonces llegó Solón en el 594 a.C y fue nombrado arconte. Para esas fechas, la situación en Atenas se había agravado notablemente y los pobres y empobrecidos se encontraban exasperados, con crecientes ideas de liberarse del yugo de los nobles y de tomar el gobierno de la ciudad, mientras los nobles estaban dispuestos a defender sus privilegios. El nombramiento de Solón, fue un intento de compatibilizar los incompatibles intereses de ricos y pobres. Recurrieron para ello a un filósofo y no a un político al uso.
Interesante transición aquella de la aristocracia a la democracia. Fue una muy antigua suerte de transición. Dio participación en el gobierno a todos los ciudadanos. Hasta entonces, un hombre perdía su libertad y quedaba convertido en esclavo si no podía pagar las deudas contraídas. Y conociendo la naturaleza de las deudas crecientes, abolió todas las deudas de esta naturaleza y que se libertase a todos los ciudadanos que hubiesen quedado esclavizados por deudas de este tipo.
Aunque sus reformas, que incluyeron mejoras del censo, que hasta entonces no importaba a la aristocracia, llegaron a mejorar algunos estratos medios, pero las clases más bajas no llegaron a obtener el reparto de tierras con el que soñaban.
Solón entonces se desterró voluntariamente de Atenas diez años en los que viajó por Egipto, Chipre y Asia Menor, para comprobar a su vuelta que las clases medias no habían sabido aprovechar la oportunidad, aunque ciertamente mejoraron a Grecia y le dieron unos años más de subidón y grandeza. Terminó siendo nombrado uno de los siete sabios de Grecia.
Hoy repaso los titulares de nuestros grandes medios y veo que seguimos como hace 2.600 años.
Veo aristocracia con privilegios. Veo un sistema judicial corrompido hasta las cachas y juzgando de forma torticera y prevaricadora por doquier. Veo gente harta e indignada. Veo que algún filósofo empieza a desplazar a los políticos al uso llamado por la presión popular (populista, dicen los aristócratas asustados). Veo algunos intentos nobles de eliminar la deuda que se sabe sólo puede conducir a la esclavitud, con una enorme resistencia (más que draconiana) de los acreedores, a los que se les acaba el negocio, por exceso de avaricia y por haber sobrepasado los límites de lo extraíble. Veo a algún que otro dirigente que ha tomado la cabeza y luego se ha desterrado voluntariamente (salvando las diferencias y el tiempo, Monedero, Varoufakis). Veo que las propuestas apenas alcanzan para que la deteriorada clase media vuelva a dejar de estar esclavizada (ahora se denomina a esto la “pérdida del Estado de Bienestar”), pero ni siquiera proponen como hizo Fidel o Chávez (llegó el comandante y mandó a parar) distribución de tierras o reparto a los más miserables. Veo algún atisbo de censar a los miserables y desnutridos, como los que hoy Carmena descubre bajo las alfombras, que son 10 veces más de los que contabilizada a regañadientes la aristócrata anterior. Veo a la aristocracia queriendo ejemplarizar sobre los Espartacos rebeldes, incluso aunque se han puesto de socialdemócratas moderados (que los otros ven como draconianos bolivarianos y comunistas de checa), más por el fuero que por el huevo. Que se sepa quienes mandan, es para los que mandan lo importante. Si doblegan los pobres, hasta están dispuestos a ceder alguna ración extra, reducir en algo los latigazos o hasta hacer una quita parcial de deuda, pero primero los quieren arrodillados y reconociendo que el sistema es intocable. Y sigo viendo, ¡oh dolor!, a la clase media, ignorante de lo que se avecina, buscando volver a la cornucopia pre-ladrillera y seguramente, con afán dilapidador, de la mano de sus recién estrenados salvadores; igual de ignorantes sobre los límites de los recursos y el agotamiento inexorable de los mismos, que sus aristócratas gobernantes.
Respuesta:
Repasando la historia griega, uno recuerda a Dracón, en el siglo VII a.C., el tipo que primero intentó ajustar los machos a la aristocracia griega. En el 621, algo harto de que los nobles juzgasen arbitrariamente las cosas, siempre en su beneficio (esto nos recuerda a nuestros tribunales nombrados por esta nueva aristocracia) se le ocurrió en el 621 a.C. recopilar y hacer públicas las leyes existentes para conocimiento general, que hasta entonces se transmitían oralmente y operaban siempre en beneficio de los mismos.
Explicación:
espero que les ayude coronita pliss