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Jean Baudrillard fue un filósofo y sociólogo que llegaría a hacer una revisión de la realidad de un mundo posmoderno. Aún más, llegaría a acuñar un término como el de hiperrealidad que da cuenta de cómo en las sociedades avanzadas la realidad llega a ser más que real.
Este autor también es relevante en la medida que entiende que el consumo da cuenta de relaciones de poder o de intercambios simbólicos. En ambos casos el objeto aparece como elemento fundamental de uso y de cambio.
Es precisamente un escrito de Jean Baudrillard el que me gustaría comentar en estas palabras. Se trata de La solución final: la clonación más allá de lo humano e inhumano, contenido en su libro: La Ilusión Vital, Editorial siglo XXI, 2002 (páginas de la 11 a la 38).
Para nuestro autor, el hecho de la clonación obedece a un anhelo de inmortalidad que, en el mundo actual, en particular en el caso de los seres humanos, implica la conservación criogénica de la totalidad del cuerpo, Caso de Walt Disney, o sólo de la cabeza, como se hace en un centro criogénico de Phoenix, Arizona.
Incluso la necesidad humana de entender, desde su misma humanidad, la posibilidad de resurrección ha llevado a los científicos a usar células cancerígenas, como las de Henrieta Lacks, atendiendo al proceso cancerígeno celular que da lugar a una célula que “olvida morir” y se replica de manera continua. En particular las células cancerígenas de la señora Lacks hoy están dispersas por varios laboratorios del mundo, e incluso están a bordo del satélite Discoverer.
De esta manera, propone Baudrillard, aun cuando la muerte está escondida en cada uno de nosotros, es en las células que olvidan su muerte donde puede estar la clave de “nuestra no muerte”, lo que llevaría a una lucha contra “la posibilidad de que no muramos” lo que llevaría a la humanidad ante el más terrible de los destinos “la inmortalidad”.
De esta manera la clonación deja al sujeto sin la posibilidad de la distinción del individuo, es decir, la muerte da cuenta, en palabras de Freud, de una nostalgia por un “estado anterior a la aparición de la individualidad y de la diferenciación sexual”. Esta imposibilidad, pensarnos como inmortales por nuestra clonación, nos llevaría como especie al final de nuestro triunfo, ya que: “en términos evolutivos la victoria es para los seres mortales y distintos los unos de los otros” victoria, hasta hoy, de la especie humana.
Esto pareciera que presenta, ante la humanidad, una especie de solución final que interrumpiría un continuum de la naturaleza que sería suplido por un continuum artificial.
Esto, parafraseando a Baudrillard, nos arrojaría a un estado de indiferenciación del sujeto, en la medida en que la persona es objetivada, llegando a constituirse como un conjunto celular que se puede replicar al infinitum.
La situación empeoraría si lo que se conserva y clona es sólo la cabeza. Ello nos llevaría a una desexualización y a la inmortalidad. Con ello la muerte y la procreación, necesarias para el proceso evolutivo, quedarían anuladas. Acaso, propone el autor, ¿la ciencia buscaría no la evolución sino la involución?
Como se puede apreciar, el hilo argumental del autor nos invita a reflexionar sobre la clonación como una solución que, lejos de ser parte de un progreso, podría ser un proceso que llevaría a la humanidad a un final fatal: la inmortalidad.
De esta manera la inmortalidad y la “reactivación de la vida” a partir de nuestras cabezas criogénicamente mantenidas, no sólo “vencerían”a la muerte, sino que además dejarían de lado la lucha evolutiva de nuestra especie.
Nuestro ADN no podría adaptarse a una nueva biosfera, su incapacidad de ser compartido con otro ADN propiciaría una especie de endogamia que imposibilitaría la correlación de códigos genéticos y, por tanto, la evolución de la naturaleza entraría en conflicto con una evolución artificial.
En general esta es la propuesta que Jean Baudrillard nos presenta en su trabajo La Ilusión Vital. Es así que los invito a que busquen este libro y puedan conocer una proposición innovadora e incluso trasgresora.
Se puede afirmar que lecturas como la presente, permiten dar cuenta que la Bioética es un asunto que requiere nuevas formas de pensar.
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