Respuestas
En el año 2006, Rafael Correa postulado por su partido Alianza País ganó la presidencia de Ecuador, asumiento su cargo en el año 2007 y gobernando hasta el 2017, cuando traspasó el poder al nuevo dignatario Lenin Moreno. Durante esta primera gestión y motivado a las modificaciones políticas puestas en marcha desde su toma de posesión Correa denominó su gestión de gobierno como Revolución Ciudadana. Una de las más importantes modificaciones fue la promulgación de la actual carta magna la Constitución de Ecuador, inspirada en el socialismo del siglo XXI y el bolivarianismo. Su gestión fue duramente criticada debido a su talante autoritario así como el endeudamiento externo en que sumergió al país, especialmente con la República de China.
El 10 de agosto de 2009 inicia su 2º período presidencial, cuya línea de trabajo estaba deliniado bajo el Plan Nacional del Buen Vivir proyectado para el quinquenio 2009 - 2013. Durante esta gestión aumento considerablemente la burocracia y el tamaño del Estado mediante la creación de nuevos ministerios y la modificación de otros. También con el objetivo de radicalizar su gestión limitó la designación de funcionarios de alto rango a miembros de Alianza País desplazando a los del Partido Socialista Frente Amplio, lo que condujo a que estos miembros junto a otros que conformaban el Movimiento Popular Democrático y el Partido Rodolsista Ecuatoriano se pasaran a la lista de la oposición en la Asamblea Nacional y logrando ganar las elecciones seccionales del año 2009.
El 24 de mayo de 2013 asume su 3º y último período de gobierno, cuyo fundamento estaba establecido en el Plan Nacional del Buen Vivir (2013 - 2017) con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, lo cual le permitio la aprobación de las leyes necesarias para llevar adelante su gestión de gobierno, fundamentada en la modernización del estado a través del desarrollo de proyectos mineros, petrolíferos y energéticos. Rafael Correa deja el mandato el pasado 24 de mayo de 2017, tras haber gobernado durante 10 años seguidos, dejando como herencia un país dividido entre oposición y correistas, entre quienes le reprochan su autoritarismo y los que lo apoyan ciegamente por su manera de gobernar.