Qué relación existe entre el conocimiento la ciencia y la sociedad?

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Respuesta dada por: HammersThors
4

Respuesta:

La relación entre ciencia y sociedad debe facilitar la comprensión de los ciudadanos sobre lo que representa la diversidad y riqueza de la generación de conocimiento, con especial atención al que promueve la ciencia económica: conocer sus raíces históricas, y saber de la multiplicidad de visiones y estrategias

Explicación:


HammersThors: dale a GRACIAS y LAS ESTRELLAS :3
Respuesta dada por: susanaescobar953
1

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¿Por qué consideramos necesario reactivar el diálogo entre ciencia y sociedad?

La relación entre ciencia y sociedad debe facilitar la comprensión de los ciudadanos sobre lo que representa la diversidad y riqueza de la generación de conocimiento, con especial atención al que promueve la ciencia económica: conocer sus raíces históricas, y saber de la multiplicidad de visiones y estrategias que pueden apoyar la toma de decisiones, para  llegar a distinguir entre las acertadas y las equivocadas. Esta búsqueda de conexión de la ciencia con la sociedad tiene que ayudar a la ciudadanía a entender y apoyar los Objetivos del Milenio y su evolución diacrónica, orientados a hacer sostenible la vida en el planeta Tierra, es decir, a que sea factible mantener el suministro energético y satisfacer el resto de las necesidades de la población sin esquilmar los recursos naturales ni trastornar el medio ambiente.

En el camino de encuentro entre ciencia y sociedad, esta última debe adquirir conciencia de que los avances y mejoras en su bienestar, incluyendo el progreso en la salud pública y en ese bien tan apreciado que es la salud de los próximos,  descansan en los avances científicos y tecnológicos. También en la colaboración entre la investigación pública y la innovación, inspiración  y guía de la colectividad empresarial, que debe ser regulada y modulada por los responsables públicos. Es decir, la ciencia básica, la aplicada y la innovación son ya una misma cosa que no se puede separar y cuyo fomento corresponde a una fructífera colaboración entre el Estado y la sociedad.

Finalmente, nos centramos en la educación, pilar, entre todos los derechos,  capaz de corregir todo tipo de desigualdad: de clase, género, edad, lugar de nacimiento, con el fin de  alcanzar  un trabajo y una vida dignos. La educación de calidad, pues, núcleo del tipo  de sociedad que debe pretender un país avanzado resulta esencial para que la proyección hacia esos logros responda a una tendencia positiva, corrigiendo la deriva negativa a que conduce una globalización mal gestionada, lo que reclama  que la ciencia y sus contextos (histórico, financiero, de rentabilidad y eficiencia) formen parte  de los programas en todas las etapas educativas y de modo particular en los de  la formación profesional y  la universitaria. Una sociedad más culta será una sociedad más informada y, por tanto, más libre.

La necesidad de establecer el binomio ciencia-sociedad es particularmente urgente en estos momentos de cambios acelerados en las dinámicas sociales, asociados con la irrupción y el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías y su traslación en las redes sociales. Estamos en la trayectoria de transformación que va desde una sociedad industrial a una sociedad digital, con cambios en el  paradigma tecnológico que llevan el tejido productivo a la imperiosa necesidad de innovar y transmiten a la sociedad la importancia de la ciencia (y la tecnología) como base del progreso y la sostenibilidad.

Esta tendencia también impone cambios en el mundo laboral por la pujanza de sectores que de manera creciente precisan de trabajadores con un cierto grado de preparación científica y técnica. También apunta a la necesidad de adaptar los programas de formación a esta creciente demanda, para facilitar el despegue de estos sectores y la creación de empleo cualificado. El informe de pérdidas y ganancias de empleo de la OCDE entre los años 2010-2016 ya muestra esta tendencia, siendo el sector científico-técnico el que muestra la mayor creación de empleo (un 30% de media). Los datos correspondientes a España, que no son alentadores, presentan un crecimiento de empleo en ese sector que en ese mismo periodo apenas llega al 10%. Esto es particularmente preocupante por la situación desfavorable desde la que partimos, con un porcentaje de la población activa dedicado a I+D que está por debajo de la media de la Unión Europea y lejos de sus motores económicos. La falta de personal cualificado en el sector de la I+D puede desembocar  en la creación de un nuevo déficit: un déficit en tecnología, innovación y descubrimiento.

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