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Respuesta:
En el siglo XVII, a pesar del principio de separación entre indios y españoles, un tercio de los habitantes de Caja-marca es no-indio. En esta villa de facto, formalmente pueblo de indios, las autoridades tradicionales y el poder real comparten el espacio urbano y ocupan simbólicamente la Plaza Mayor. Las relaciones entre los representantes locales del Rey y los caciques revelan las diferencias entre los descendientes históricos de las autoridades prehispánicas, y los demás caciques que conforman una importante red de cobradores. Los caciques nobles de Caja-marca descienden de dos familias emparentadas, pero enfrentadas desde la llegada de los españoles. Estos sacan partido de esta hostilidad para limitar el poder caciquil. Los demás caciques se verán reducidos paulatinamente al difícil papel de meros recaudadores de tributos: empeñan su responsabilidad y sus bienes, pero ya no conservan el prestigio propio de su condición de autoridad tradicional.
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