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Hubo dolor, aciagos, tal es el caso de aquel terremoto acaecido en Ambato, sus alrededores y en toda su provincia, este terremoto destruyó toda la ciudad. Vale anotar también las apreciaciones que he recopilado de otras personas que vivieron igual que yo, esos momentos de dolor, que se dice que nunca podremos olvidar.
El viernes 5 de agosto de 1949, un gran movimiento telúrico afectó a las provincias de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo, con resultados nefastos en los cantones Ambato, Baños, Patate, Píllaro y Pelileo, este ultimo sufrió la destrucción total, todo se convirtió en ruinas como si una aplanadora hubiese pasado por esta ciudad.
Recuerdos de los acontecimientos del aciago de terror, desesperación y desolación causó a la gente de Ambato, del cual puedo dar fe. Cuando cruzaba los 8 años de edad recuerdo como fue el movimiento de la tierra, denominado terremoto de Ambato.
Aquel día salimos de nuestra casa ubicada en las calles Araujo y Lalama, barrio la Medalla Milagrosa.
Recorrimos la calle Lalama hasta llegar al parque Cevallos, luego cruzamos dicho parque y tomamos la calle Martínez hasta llegar al parque 12 de Noviembre; entre las calles Juan Benigno Vela y Martínez se hallaba una casa grande denominada la papelería y abarrotes del señor Pozo Pino, lugar donde ingresó mi padre para realizar unas compras.
Después de un momento de espera para que nos entregue el pedido solicitado, a las dos de la tarde, más o menos, se produjo el primer movimiento del aciago. La gente gritó temblor, temblor, en la papelería y abarrotes, las botellas de licor, sodas y cerveza se chocaron unas con otras produciendo un sonido estremecedor.
Salimos en carrera al parque 12 de Noviembre, a minutos que nos encontrábamos en el parque, se produjo el segundo temblor con más intensidad 6.8 grados en la escala de Richter y de mayor duración que el primero; ese momento cayó el tejado de la casa del Sr. Pozo Pino y de las otras que se hallaban juntas.
Las casas parecía que se unían unas con otras, se resbalaban las tejas de los techos, hubo el derrumbe de las paredes de las construcciones, que en su mayoría eran de piedra pishilata y adobe; observé que la torre de la Iglesia de la Santa Faz se derrumbó y parte de sus paredes, materiales que cayeron a las calles Martínez y Juan Benigno Vela.
Las piedras volaban como si fueran hojas de papel; la caída de estos escombros produjo la muerte de varias personas, como también quedaron heridas.
Cuando retornamos a casa para saber que suerte tuvo nuestra familia, mi madre y mis hermanos, al pasar por el parque Cevallos, observé que se había caído la torre y una parte de las paredes de la Iglesia de La Providencia, como también el edificio del diario La Crónica, las paredes del Colegio Bolívar y otras casas más.
Cuando llegamos a la plazoleta de la Medalla Milagrosa estuvo destruida la torre de la iglesia y parte de sus paredes, el Hospital Delfina Moreno y algunas casas del barrio en las calles Araujo, Lalama y García Moreno.
Al llegar a casa mi padre preguntó a mi mamá si algo ocurrió, se había caído las paredes de un cuarto y una gran parte del tejado de las casas, por suerte no hubo desgracias personales en la familia.
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El viernes 5 de agosto de 1949, un gran movimiento telúrico afectó a las provincias de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo, con resultados nefastos en los cantones Ambato, Baños, Patate, Píllaro y Pelileo, este ultimo sufrió la destrucción total, todo se convirtió en ruinas como si una aplanadora hubiese pasado por esta ciudad.