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Respuesta: Una noche de noviembre de 1987, una tremenda explosión despertó a Jacob Akeck Deng en su choza de Duk Padiet, junto al Nilo blanco, en el sur de Sudán. Los insurgentes habían llegado armados con machetes y fusiles y estaban quemándolo todo. Jacob, de siete años, gritó el nombre de su madre y de sus hermanas, pero nadie le respondió. El humo se espesaba en el bosque. Su sobrino Monyroor, siete años mayor que él, le dijo: "Vamos, pequeño tío, es hora de irse. Cúbrete la boca y la nariz". Jacob buscó una vez más a su madre. Monyroor insistió: "Vamos, debemos irnos ahora". Los dos niños se adentraron en el bosque y ya no pararon de correr.
Años antes, en 1983, había comenzado la segunda guerra civil en Sudán. El norte, árabe y musulmán, y el sur, negro y cristiano y animista, se enfrentaban nuevamente tras 11 escasos años de paz. Las incursiones de las tribus del norte en los pueblos de la frontera habían llenado de sangre los machetes. Unos 27.000 niños hicieron lo mismo que Jacob: correr y escapar. Muchos de estos niños perdidos, como se les ha llamado, que habían emprendido la huida, acabaron en campos de refugiados en Etiopía para pasar luego a ciudades de Estados Unidos, Australia o Canadá. Otros tantos murieron en el viaje. Jacob fue de los que sobrevivieron y ahora ha regresado a Sudán del Sur. Como miles de sureños, votó por el sí en el referéndum de secesión del pasado 9 de enero. Su plan es montar una escuela en ese nuevo país que surgirá.
Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas.
2 Y puso las siervas y sus niños delante, luego a Lea y sus niños, y a Raquel y a José los últimos.
3 Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra siete veces, hasta que llegó a su hermano.
4 Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.
5 Y alzó sus ojos y vio a las mujeres y los niños, y dijo: ¿Quiénes son éstos? Y él respondió: Son los niños que Dios ha dado a tu siervo.
6 Luego vinieron las siervas, ellas y sus niños, y se inclinaron.
7 Y vino Lea con sus niños, y se inclinaron; y después llegó José y Raquel, y también se inclinaron.
8 Y Esaú dijo: ¿Qué te propones con todos estos grupos que he encontrado? Y Jacob respondió: El hallar gracia en los ojos de mi señor.
9 Y dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo.
10 Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido.
11 Acepta, te ruego, mi presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay aquí es mío. E insistió con él, y Esaú lo tomó.
12 Y Esaú dijo: Anda, vamos; y yo iré delante de ti.
13 Y Jacob le dijo: Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas.
14 Pase ahora mi señor delante de su siervo, y yo me iré poco a poco al paso del ganado que va delante de mí, y al paso de los niños, hasta que llegue a mi señor a Seir.
15 Y Esaú dijo: Dejaré ahora contigo de la gente que viene conmigo. Y Jacob dijo: ¿Para qué esto? Halle yo gracia en los ojos de mi señor.
16 Así volvió Esaú aquel día por su camino a Seir.
17 Y Jacob fue a Sucot, y edificó allí casa para sí, e hizo cabañas para su ganado; por tanto, llamó el nombre de aquel lugar Sucot.[a]
18 Después Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad.
19 Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas.[b]
20 Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel .
Explicación: