• Asignatura: Castellano
  • Autor: madelynocampo295
  • hace 8 años

por favor quiero una leyenda inventada que tenga un gato​

Respuestas

Respuesta dada por: lerubipache
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“Me encontraba en el camino del bosque, apenas a unos veinte minutos de aquí, cuando descendió una espesa niebla que me hizo perder completamente el sentido de la orientación. Intenté ubicarme y regresar en dirección a la casa, pero, al parecer, no hice más que adentrarme entre los árboles. Para mi desesperación, no tardó en hacerse de noche.”

“De repente me pareció ver una luz moverse entre la niebla y la creciente oscuridad. Decidí seguirla a ver si me conducía a algún lugar habitado. Ya había avanzado unos cien metros tras ella cuando se apagó. Como estaba justo al lado de un roble de aspecto robusto, me subía a él a ver si desde algo más arriba era capaz de volver divisar la misteriosa luz. Y vaya si lo hice.”

“Resulta que estaba justo al otro lado del árbol. Desde las ramas vi bajo mi posición ―y aún no entiendo muy bien como puede ser esto― lo que parecía una iglesia. Se oían cánticos, y alcancé a ver que se estaba celebrando un funeral, pues había un ataúd rodeado de antorchas. Pero quienes llevaban esas antorchas…, oh amigo mío, no me creerás cuando te diga quienes portaban aquellas antorchas.”

Y ahí detuvo el joven su narración, alegando que le tomaría por un loco si contaba el resto de la historia. Pero tanto le insistió su amigo para que concluyese el relato que al final acabó accediendo. La expectación flotaba en el ambiente, e incluso el gato de la cocinera parecía escucharles con extremada atención, casi como si pudiese entender lo que decían.

―De acuerdo, pues esto es lo que sucedía: las manos que sujetaban las antorchas y el ataúd eran pequeñas y peludas y tenían las uñas afiladas. ¡Sus propietarios eran gatos, te lo juro, gatos! ¡Y sobre la tapa del ataúd había grabadas una corona y un cetro!

Al decir esto originó un tremendo caos en la habitación: el gato negro de la cocinera comenzó a correr dando vueltas por las paredes a una velocidad inverosímil, y a los dos hombres les pareció oírle exclamar con una voz extraña pero perfectamente comprensible: “¡Por Júpiter, el viejo Pete ha muerto. ¡Ahora yo soy el Rey de los Gatos!”. Tras lo cual se dirigió hacia el fuego, lo esquivó con un hábil salto y desapareció chimenea arriba. Nunca más lo volvieron a ver…

De nada  xD


lerubipache: lo acabe de inventar
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