Respuestas
Respuesta:- Los cristianos, como la levadura en la masa, están llamados a transformar el mundo desde dentro de él.
- Ejemplaridad.
- Unión con Cristo para ser apóstoles
I. Nos enseña el Señor en el Evangelio de la Misa1 que el Reino de Dios es semejante a la levadura que tomó una mujer y mezcló con tres medidas de harina hasta que fermentó todo. Aquellas gentes que escuchaban las palabras del Señor conocían bien y estaban familiarizadas con este fenómeno, pues lo habían visto muchas veces en los hornos familiares. Un poco de aquella levadura guardada desde el día anterior podía transformar una buena masa de harina y convertirla en una gran hogaza de pan.
En esta semejanza que nos pone el Señor hemos de considerar en primer lugar lo poco que es la levadura en relación a la masa que debe transformar. Siendo tan poca cosa, su poder es muy grande. Esto nos permite ser audaces en el apostolado, porque la fuerza del fermento cristiano no es simplemente humana: es la misma fuerza del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia. También el Señor cuenta con nuestras poquedades y flaquezas. «¿Acaso el fermento es naturalmente mejor que la masa? No. Pero la levadura es el medio para que la masa se elabore, convirtiéndose en alimento comestible y sano.
»Pensad, aunque sea a grandes rasgos, en la acción eficaz del fermento, que sirve para confeccionar el pan, sustento base, sencillo, al alcance de todos. En tantos sitios -quizá lo habéis presenciado- la preparación de la hornada es una verdadera ceremonia, que obtiene un producto estupendo, sabroso, que entra por los ojos.
»Escogen harina buena; si pueden, de la mejor clase. Trabajan la masa en la artesa, para mezclarla con el fermento, en una larga y paciente labor. Después, un tiempo de reposo, imprescindible para que la levadura complete su misión, hinchando la pasta.
»Mientras tanto, arde el fuego del horno, animado por la leña que se consume. Y esa masa, metida al calor de la lumbre, proporciona ese pan tierno, esponjoso, de gran calidad. Un resultado imposible de alcanzar sin la intervención de la levadura -poca cantidad-, que se ha diluido, desapareciendo entre los demás elementos en una labor eficiente que pasa inadvertida»2. Sin ese poco de levadura, la masa se habría quedado en algo inútil, incomestible, inservible. Nosotros, en la vida corriente de cada día, podemos ser causa de luz o de oscuridad, de alegría o de tristeza, fuente de paz o de inquietud, peso muerto que retrase el caminar de los demás o fermento que transforma la masa. Nuestro paso por la tierra no es indiferente, acercamos a los demás a Cristo, los enriquecemos o los separamos de Él.
Nos envía el Señor para proclamar su mensaje por todas partes, para llevarle, uno a uno, a quienes no le conocen, como hicieron los primeros cristianos con sus amigos, con sus familias, con los colegas y vecinos. Para esto no necesitamos hacer cosas extrañas y sorprendentes, pues «al vernos iguales a ellos en todas las cosas, se sentirán los demás invitados a preguntarnos: ¿cómo se explica vuestra alegría?, ¿de dónde sacáis las fuerzas para vencer el egoísmo y la comodidad?, ¿quién os enseña a vivir la comprensión, la limpia convivencia y la entrega, el servicio a los demás?
»Es entonces el momento de descubrirles el secreto divino de la existencia cristiana: de hablarles de Dios, de Cristo, del Espíritu Santo, de María. El momento de procurar transmitir, a través de las pobres palabras nuestras, esa locura del amor de Dios que la gracia ha derramado en nuestros corazones»3.
¿Somos levadura en la familia, en el ambiente de trabajo o de estudio? ¿Manifestamos con nuestra alegría que Cristo vive?
Respuesta:
ESTAN LLAMADOS A TRANSFORMAREL MUNDO DESDE DENTRO DE EL
Explicación:
AHI ESTA UN CORAZON