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obeder a diso
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dedewf
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Vivimos en un día que se caracteriza por la poca profundidad. Tenemos de todo, desde pudín instantáneo a los sermones instantáneos. Vamos a través de matrimonios instantáneos como un galón de agua.
Tal vez en ningún área de nuestras vidas esta superficialidad profunda tuvo su efecto más enfermo de lo que en nuestras iglesias y en nuestras casas. Pasamos de una moda superficial a una relación superfial. El día de la profundidad de la teología y de las relaciones casi ha desaparecido.
Una de las características de un hogar fuerte y estable es la profundidad de las relaciones. Las familias fuertes tienen un amor sacrificial. El apóstol Pablo usó la palabra ágape, para definir el amor desinteresado. Este tipo de amor siempre busca el bien supremo en la otra persona. ¿Dónde se aprende ese tipo de amor? Hay que descubrir en el amor muy grande de Dios para nosotros y nutrirlo en las relaciones familiares. No es un producto del hombre natural, sino que es el fruto del Espíritu Santo. No se puede fabricar. Siempre tiene que venir de la presencia permanente del Señor. Expresa su amor a través de nosotros.
El amor no es una palabra de cuatro letras. Se escribe COMPROMISO. Amor agape es algo que se hace. Dios nos ama al enviar a Su Hijo, Jesucristo, para venir a esta tierra y morir por nuestros pecados en la cruz. El amor es algo que Dios hizo. Esto demuestra su compromiso con un mundo perdido. Agape exige el ejercicio de toda la persona en la que se busca el mayor bien en otras personas, incluidos aquellos a los que les resulta difícil amar naturalmente. Este tipo de amor va a transformar su matrimonio y su familia. Dice que no busca nada más que el bien más elevado para mi pareja, mis hijos, mis suegros, etc. No es simplemente una ola de emoción, sino que es una actitud que incluye la mente y la voluntad.
Vamos a examinar algunas características de este amor sacrificial en Primera de Corintios capítulo trece, y aplicarlo a nuestra vida en el hogar.