Respuestas
Respuesta:
Anosmia: Es la pérdida del olfato. En ocasiones es congénita (presente desde el momento del nacimiento) y puede deberse a un trastorno de origen genético.[5]
Hiposmia: Es la reducción de la capacidad de detectar los olores. Puede deberse simplemente a la edad avanzada que provoca pérdida fisiológica en la capacidad para detectar sustancias odoríferas, pero gran parte de los casos se deben a infecciones repetitivas de las vías aéreas superiores tanto de la nariz como de los senos paranasales que dañan a la mucosa. En ocasiones está causada por la existencia de pólipos nasales o es debida a traumatismos craneales.[5]
Hiperosmia. Aumento en la capacidad de detectar olores.
Parosmia. Percepción distorsionada de un olor presente en el ambiente.
Fatiga olfativa. Es un proceso normal y no una enfermedad. Consiste en que en presencia de un fuerte olor, la sensación se atenua si se prolonga la exposición en el tiempo.