Párrafo 1
1. La cara, sin embargo, crece más despacio, ya que completa su desarrollo en torno a la edad de 20 años,
coincidiendo con el afloramiento de la muela del juicio.
2. Salvo excepciones, la cabeza crece hacia los 10 años de edad, momento en el que una gorra nos servirá
para siempre.
3. Ahora bien, hay que distinguir entre la región del cráneo que aloja el cerebro y la que se corresponde
con el rostro, ya que crecen a ritmos distintos.
4. Este es un dato que es de gran ayuda para los antropólogos cuando examinan una calavera.
5. En el recién nacido, el tamaño de la caja craneal no supera el 25% del que tendrá en su edad adulta.
6. A la edad de 7 u 8 años, habrá crecido hasta alcanzar el 95% de su dimensión final y el crecimiento
cesa en la mayor parte de los niños antes de alcanzar la pubertad.
•• Orden correcto :
Párrafo 2
1. Usando técnicas avanzadas de imagen cerebral, científi
Respuestas
Completamos la pregunta: Lee los siguientes párrafos y determina el orden correcto.
Se ordenan los párrafos propuestos correctamente:
Párrafo 1:
2. Salvo excepciones, la cabeza crece hacia los 10 años de edad, momento en el que una gorra nos servirá para siempre.
3. Ahora bien, hay que distinguir entre la región del cráneo que aloja el cerebro y la que se corresponde con el rostro, ya que crecen a ritmos distintos.
5. En el recién nacido, el tamaño de la caja craneal no supera el 25% del que tendrá en su edad adulta.
6. A la edad de 7 u 8 años, habrá crecido hasta alcanzar el 95% de su dimensión final y el crecimiento cesa en la mayor parte de los niños antes de alcanzar la pubertad.
1. La cara, sin embargo, crece más despacio, ya que completa su desarrollo en torno a la edad de 20 años, coincidiendo con el afloramiento de la muela del juicio.
4. Este es un dato que es de gran ayuda para los antropólogos cuando examinan una calavera.
Párrafo 2:
3. Expertos estadounidenses sugieren que los recuerdos persisten en nuestro cerebro incluso cuando ya se han olvidado.
4. Lo que sucede es que no conseguimos recuperarlos.
1. Usando técnicas avanzadas de imagen cerebral, científicos de la Universidad de Califonia Irvine han demostrado que la actividad del cerebro cuando una persona recuerda un evento es similar a la que se registra cuando se vivió por primera vez, incluso si se han “olvidado” los detalles.
2. “Si los detalles siguen ahí, quizás podamos encontrar una manera de acceder a ellos”, sugiere Jeff Johnson, coautor de un estudio que publica la revista Neuron.
Párrafo 3:
2. La torre de Pisa no es la más inclinada del mundo.
4. En su momento sí (comenzó a inclinarse cuando la estaban construyendo, en el año 1178), y continuó a lo largo de muchos siglos.
5. Pero recientemente se ha conocido que la torre de la iglesia de Suurhusen, localidad alemana situada en Niedersachsen (Baja Sajonia), soporta una inclinación de 5,07 grados, mientras que la desviación sobre la vertical que padece la Torre de Pisa es “solo” de 3,97 grados.
1. Esta torre alemana, que forma parte de una iglesia, comenzó un día a separarse de la nave principal a la vez que se iba inclinando. Cuando en 1970 por fin se dieron cuenta, decidieron cerrarla al público por temor a su derrumbe.
3. En 1985 le pusieron un corsé de hierro, pero siguió inclinándose. Hasta el año 2004, cuando se comprobó que había alcanzado los 5,07 grados de inclinación que la convierten en candidata a ser incluida en el Libro Guinness de los Récords.
Párrafo 4:
2. La próxima vez que bebas un vaso de leche ten en cuenta un dato: la leche empezó a consumirse hace 7500 años en granjas de Europa central, según revela un nuevo estudio científico.
4. Aquellos granjeros de piel pálida fueron los primeros en probarla, por supuesto sin azúcar ni chocolate.
3. Las ventajas de esta bebida eran enormes para nuestros antepasados, ya que la leche es un alimento muy rico en calorías y proteínas, disponible en todas las épocas del año.
1. Y además, contiene vitaminas y también minerales como el calcio, el sodio o el potasio. ¿Cómo podríamos vivir ahora sin ella?
Párrafo 5:
2. En colaboración con científicos de Princeton University, Johnson y su equipo analizaron la actividad cerebral de varios estudiantes a los que mostraron ciertas palabras.
1. Posteriormente, se les pidió que imaginaran cómo un artista dibujaría el objeto al que daba nombre la palabra, que pensaran en cómo se usa el objeto, o que pronunciaran la palabra en su mente.
5. Veinte minutos más tarde, los voluntarios vieron las palabras por segunda vez y se les pidió que recordaran cualquier detalle relacionado.
4. Finalmente, usando un método de análisis matemático, los científicos asociaron las diferentes tareas que se les había pedido con los distintos patrones de actividad cerebral.
3. Los resultados mostraban que cuando un estudiante conservaba un fuerte recuerdo de una palabra, el patrón era muy parecido al que se generaba durante la tarea. Y de la misma forma, cuando el recuerdo era débil o inexistente, el patrón cerebral seguía siendo reconocible. “Esto nos dice que el cerebro sabe lo que ocurrió, aunque el sujeto no sea consciente de esa información”, concluye Johnson.
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