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Parte I
Violetta Valery, una famosa cortesana, da una espléndida fiesta en su hogar parisino para celebrar su recuperación luego de una enfermedad. Gastón, un conde, ha llevado consigo a su amigo, el joven noble Alfredo Germont, quien anhelaba hacía un año conocer a Violetta.
Alfredo, para acercarse a Violetta primero le expresa su preocupación por su frágil salud y luego le declara su amor por ella. Violetta lo rechaza pero le da una camelia, diciéndole que regrese cuando la flor se haya marchitado. Luego de que los invitados se retiran, Violetta contempla la posibilidad de una relación real, con amor verdadero, pero finalmente rechaza la idea. Ella necesita libertad para vivir la vida, día y noche, de un placer a otro.
Parte II
Unos pocos meses después, Alfredo y Violetta juntos viven una idílica existencia en una casa del campo, en las afueras de París –Violetta se ha enamorado de Alfredo a pesar de sí misma. Ella ha abandonado completamente su antiguo estilo de vida. Cuando Alfredo descubre, sin embargo, que Violetta ha vendido sus pertenencias para sostener sus vidas en el campo, se apresura por ir a París para rectificar la situación. Durante la ausencia de Alfredo, el padre de éste visita a Violetta y le dice que la relación con su hijo ha destruido el futuro de Alfredo y la fortuna de su hermana (la reputación de Violetta como cortesana ha comprometido el apellido Germont). Con crecientes remordimientos ella escucha las patéticas palabras del anciano Germont y, por medio de su influencia, deja a Alfredo, dándole como explicación un deseo de su antigua y salvaje existencia.
Parte III
Con el fin de vencer su dolor, Violetta se sumerge más profundamente que nunca en su anterior estilo vida. Poco tiempo después, Alfredo confronta a Violetta en una fiesta y la avergüenza delante de los demás invitados al arrojarle dinero – el cual él dice que le debe por los servicios rendidos mientras vivían juntos en el campo. (El no sabe acerca de la visita de su padre y cree que Violetta lo ha dejado por otro hombre). Violetta superando su enfermedad y su pena, se desmaya. Germont entra y reprocha a Alfredo por tratar a una mujer tan irrespetuosamente. El barón Douphol, la escolta de Violetta, reta a Alfredo a un duelo. Violetta se recupera concientemente y declara su amor por Alfredo.
Unos pocos meses luego de la fiesta, la tuberculosis ha confinado a Violetta a la cama. El anciano Germont le envía una carta que dice que ha informado a Alfredo del sacrificio que ella ha hecho por él y su hermana. Alfredo (regresando del exilio luego de herir al barón durante su duelo), se apresura por llegar a su lado, entendiendo que Violetta se ha sacrificado por él, y le ruega que lo perdone. Ella muere en sus brazos.