• Asignatura: Arte
  • Autor: elieleduardo
  • hace 8 años

Necesito 5 poemas de 3 parrafos con 4 versos

TEMA: EROTISMO​

Respuestas

Respuesta dada por: karolsep03
2

Respuesta:

1. Llueve, y aquí me encuentro pensando

Pasa el tiempo y contigo sigo soñando

A veces el agua cae cerca de la ventana

Y puedo jurar que allí te siento cercana

Humildemente vuelve, me siento triste

Juro perdonarte, no importa lo que hiciste

No quiero que estés más ausente

Quiero que formes parte del presente

Para mi te has convertido en un tatuaje

Y que sin ti no puedo disfrutar este paisaje

Vayamos juntos a navegar a mar abierto

Porque juro que sin ti me siento muerto

2. La montaña está de luto

porque ha muerto un montañero,

cada pliegue de su cuerpo

recuerda a su compañero.

 

Compartieron sus secretos

sus amores y aventuras,

y todo se lo llevó

con él a la sepultura.

 

Por las laderas sus lágrimas

ríos de agua van dejando,

buscan consuelo en el mar.

¡La montaña está llorando!

3. te fuiste marinerito,

en una noche lunada,

tan alegre y bonito,

cantando a la mar salada,

cinco delfines rameros,

su barca acompañaban

dos angeles marineros

invisibles le guiaban

tendio las redes con fuerza

por sobre la mar salada,

s peso la luna llena,

sola en su red plateada

Respuesta dada por: nickyf22
0

Respuesta:

Explicación:

Agua sexual

Rodando a goterones solos,

a gotas como dientes,

a espesos goterones de mermelada y sangre,

rodando a goterones,

cae el agua,

como una espada en gotas,

como un desgarrador río de vidrio,

cae mordiendo,

golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del

alma,

rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,

un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,

un movimiento agudo,

haciéndose, espesándose,

cae el agua,

a goterones lentos,

hacia su mar, hacia su seco océano,

hacia su ola sin agua.

Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,

bodegas, cigarras,

poblaciones, estímulos,

habitaciones, niñas

durmiendo con las manos en el corazón,

soñando con bandidos, con incendios,

veo barcos,

veo árboles de médula

erizados como gatos rabiosos,

veo sangre, puñales y medias de mujer,

y pelos de hombre,

veo camas, veo corredores donde grita una virgen,

veo frazadas y órganos y hoteles.

Veo los sueños sigilosos,

admito los postreros días,

y también los orígenes, y también los recuerdos,

como un párpado atrozmente levantado a la fuerza

estoy mirando.

Y entonces hay este sonido:

un ruido rojo de huesos,

un pegarse de carne,

y piernas amarillas como espigas juntándose.

Yo escucho entre el disparo de los besos,

escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

Estoy mirando, oyendo,

con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma

en la tierra,

y con las dos mitades del alma miro al mundo.

y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,

veo caer un agua sorda,

a goterones sordos.

Es como un huracán de gelatina,

como una catarata de espermas y medusas.

Veo correr un arco iris turbio.

Veo pasar sus aguas a través de los huesos.

Ahora es Cuba

Y luego fue la sangre y la ceniza.

Después quedaron las palmeras solas.

Cuba, mi amor, te amarraron al potro,

te cortaron la cara,

te apartaron las piernas de oro pálido,

te rompieron el sexo de granada,

te atravesaron con cuchillos,

te dividieron, te quemaron.

Por los valles de la dulzura

bajaron los exterminadores,

y en los altos mogotes la cimera

de tus hijos se perdió en la niebla,

pero allí fueron alcanzados

uno a uno hasta morir,

despedazados en el tormento

sin su tierra tibia de flores

que huía bajo sus plantas.

Cuba, mi amor, qué escalofrío

te sacudió de espuma la espuma,

hasta que te hiciste pureza,

soledad, silencio, espesura,

y los huesitos de tus hijos

se disputaron los cangrejos.

Amor

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte

la leche de los senos como de un manantial,

por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte

en la risa de oro y la voz de cristal.

Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos

y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,

porque tu ser pasara sin pena al lado mío

y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría

amarte, amarte como nadie supo jamás!

Morir y todavía

amarte más.

Y todavía

amarte más

y más.

Ángela adónica

Hoy me he tendido junto a una joven pura

como a la orilla de un océano blanco,

como en el centro de una ardiente estrella

de lento espacio.

De su mirada largamente verde

la luz caía como un agua seca,

en transparentes y profundos círculos

de fresca fuerza.

Su pecho como un fuego de dos llamas

ardía en dos regiones levantado,

y en doble río llegaba a sus pies,

grandes y claros.

Un clima de oro maduraba apenas

las diurnas longitudes de su cuerpo

llenándolo de frutas extendidas

y oculto fuego.

Barrio sin luz

¿Se va la poesía de las cosas

o no la puede condensar mi vida?

Ayer -mirando el último crepúsculo-

yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades -hollines y venganzas-,

la cochinada gris de los suburbios,

la oficina que encorva las espaldas,

el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,

dolor de corazones rotos,

podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal

como una mano helada que tienta en las tinieblas:

sobre sus aguas se avergüenzan

de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos

detrás de las ventanas luminosas,

mientras afuera el viento

lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos… la bruma de las olvidanzas

-humos espesos, tajamares rotos-,

y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean

los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

mordiendo solo todas las tristezas,

como si el llanto fuera una semilla

y yo el único surco de la tierra.

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