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Respuesta:
Su origen se encuentra en la sublimación de los mapas conceptuales ideados por Jospeh Novak y la aplicación de las teorías cognitivas de David Ausubel.
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Técnica de representación gráfica de conceptos, pensamientos y valores. Generando un mentefacto, pretendemos esquematizar conceptualmente una forma de ver las cosas, una perspectiva.
Recurriendo a la etimología, la unión de “mente” y “facto” (hecho) nos dice que es la representación “personal” de una realidad “pública”. Por ello, opinamos que es una técnica de representación gráfica pero que no busca la objetividad (o no debe ser vista así) sino la opinión, la interpretación.
Su origen se encuentra en la sublimación de los mapas conceptuales ideados por Jospeh Novak y la aplicación de las teorías cognitivas de David Ausubel.
Como ideograma, sirve como método metacognitivo que puede ser utilizado en cualquier área de conocimiento para transmitir una idea y facilitar su comprensión. En este caso específico, su potencial no deriva “sólo” del inherente carácter visual sino de las operaciones secuenciales que exige.
En esta característica radica su diferenciación básica respecto los mapas conceptuales, ya que su composición es algo más elaborada al realizarse a partir de cuatro funciones especiales que permiten organizar el contenido:
Supraordenación, determinando a qué clase (o género) pertenece el concepto descrito. Esta función implica una jerarquización (“hacia arriba”) conceptual y, por lo tanto, un proceso de inducción en nuestro pensamiento.
Infraordenación, detectando “subconceptos”. Esta función establece, pues, relaciones de clasificación deductiva.
Exclusión, distinguiendo y diferenciando conceptos del concepto “central” que se aborda en el esquema. Esta exclusión puede connotar “qué se quiere trasmitir” al identificar claramente “de qué no se va a hablar” (y porqué). Así pues, mediante el uso de la exclusión explícita se evitan confusiones en el proceso de transmisión de conocimiento.
Isoordenación, relatando las características esenciales del concepto analizado, que, de hecho y bien utilizada, pueden servirnos de puente hacia otros conceptos esenciales.
Mentefacto
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Estas cuatro funciones pueden ayudar a buscar una respuesta a preguntas o problemas no resueltos. Mediante una lógica dinámica de relaciones, interseccionamos, anudamos, vaciamos y conectamos conceptos, articulando nuestro pensamiento, conocimiento y discurso.
Así, personalizándolas (pero siempre con la intención de crear algo inteligible, coherente y honesto), podemos hacer visibles aspectos intangibles, mostrando estructuras no obvias a simple vista y multidimensionales.
Podemos ver algún ejemplo interesante en el campo de la química, el arte, la sociología, el deporte, etc.
Podemos concluir que esta técnica tanto permite detectar fortalezas y debilidades de nuestro propio conocimiento, permitiendo la discusión de lagunas, inconsistencias, etc. como manifestar abiertamente un punto de vista, relatando tanto en positivo como en negativo las relaciones del contenido representado. En este sentido, pues, es importante que la representación sea clara y la opinión sea fundamentada, ya que por muy subjetiva que pueda ser, al menos debe ser coherente (de ahí la importancia de la constatación explícita de las exclusiones realizadas y su motivo).
Los mentefactos son pues, en realidad, manifestaciones gráficas de la “experiencia”, de la opinión. Pero, al menos, son manifestaciones sinceras, abiertas, que explicitan tanto el concepto como su porqué y el cómo. En este sentido, quizás apuntaría incluso a las teorías del filósofo esotérico Rudolf Steiner, al no pretender repetir de forma puramente conceptual algo que ya existe sino completando la realidad con la experiencia.
Explicación: