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En el año 2112, los progresos en ciencia han rebasado todos los límites esperados y el hombre ha comenzado la expansión por el espacio. La nave Mesmeren acaba de llegar a la estación espacial Antares. Regresa de Oberón, uno de los satélites de Urano, y viene cargada con doscientas toneladas de diamantes. El ordenador que controla la nave manda un comunicado antes de estacionarse: las veintiún personas que traía en hibernación han muerto por un fallo en el sistema.
En estas circunstancias, Leonor Zabalza, psicóloga cibernética, es mandada al interior de la nave para investigar qué ha podido fallar. Ella fue la encargada de entrenar al ordenador que controla la nave entera y, por tanto, es la más adecuada para interrogarlo. Una vez entra en la nave, Zabalza ha de comenzar la investigación del posible asesinato, pero no sospecha que las cosas no van a ir para nada como espera. Y todo arranca con el descubrimiento de que uno de los cadáveres de la nave es, sin duda alguna, el suyo.
Los diamantes de Oberón es una novela divertida, con un tono fresco y distinto a muchas historias de ciencia ficción juveniles. Fernando Lalana ha sabido transmitir con esta novela un humor muy característico, que se entremezcla con las escenas de tensión y crea un equilibrio muy interesante. En sus páginas, vemos a los españoles expandidos a lo largo del universo, y el autor se aprovecha de esto para jugar con algunos estereotipos, adaptarlos a esta aventura espacial, y hacer una sutil crítica en algún momento.
Los personajes son uno de los aspectos más divertidos del libro. Toda la historia se articula en torno a la primera persona de Zabalza, que tiene un humor muy particular, en algunas escenas volviéndose muy sarcástico. Pero los secundarios forman también un paisaje interesante: desde Fred, el ordenador de la Mesmeren, hasta Oswaldo Vilanova, un ocurrente personaje que solo aparece en algunos capítulos.
Pero lo que prima en este libro es la aventura y la acción. Todos los capítulos hacen avanzar la historia y nos encontramos multitud de giros inesperados, situaciones en las que el lector no sabe qué va a pasar y que lo mantienen pasando las páginas sin parar entre alguna carcajada.
Si se puede señalar algo negativo a esta novela es el hecho de que incurre en algún tópico de la ciencia ficción y que deja algún que otro fleco suelto; se echa de menos alguna explicación más.
Si te apetece hacer un divertido e intrépido viaje entre las estrellas, monta ya a bordo de la Mesmeren.
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