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Si eres menor y sufres abusos...
Entre estas pautas, destaca La Regla de Kiko, difundida por el Gobierno, Fapmi y el Consejo de Europa hace unos años, y en la que se enseña a los niños a que no permitan que otros menores o adultos toquen partes de su cuerpo que suelen ir cubiertas por su ropa interior. También ayuda a explicar a los niños que su cuerpo les pertenece, que existen secretos buenos y malos y formas de tocar buenas y malas.
Además de los tocamientos en los órganos genitales en contra la de la voluntad del menor, algunas veces no hay contacto físico y el abuso se produce cuando el agresor pide al menor que se desnude o le observe desnudo o manteniendo relaciones sexuales, le obligue a ver películas o asistir a conversaciones de contenido sexual.
En todas las guías o pautas destinadas a los menores se advierte de que los delincuentes sexuales suelen pedir a sus víctimas que mantengan el secreto sobre estos actos cometidos contra ellas para mantenerlos en el tiempo. "No le creas. Lo hace para poder seguir manteniendo esta situación", señalan.
Cuando se da alguna de las situaciones mencionadas, las organizaciones dedicadas a la protección de la infancia aconsejan a los niños que las pongan en conocimiento de un adulto con el que tengan confianza.
Eso sí, el confidente debe estar fuera del entorno del agresor: "Un profesor de confianza o el pediatra, si el abusador es un familiar, o al padre o madre, si se produce en el entorno escolar o en las actividades extraescolares", apunta Save The Children.
También aconsejan acudir al Grupo de Participación Ciudadana de la Policía Nacional, que es más accesible, o llamando directamente al 091 (Policía) o al 062 (Guardia Civil). El Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (116111 ó 900 20 20 10) es otro de las herramientas más utilizadas, atendida por especialistas las 24 horas del día, que orientan a las víctimas y, si el caso es grave, avisan directamente a la Policía y Guardia Civil.
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