Respuestas
Signación en la frente : El sacerdote, tras un breve diálogo con los padres y padrinos, acoge al que va a ser bautizado haciendo la señal de la cruz sobre su frente. Es la forma de recibirle en la casa de Dios. Los padres y padrinos repiten el mismo gesto.
Liturgia de la palabra : Se lee una o más lecturas de la Biblia. La Palabra de Dios es creadora de vida: En el principio existía la Palabra... y la Palabra era Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. (Evangelio según San Juan Capítulo 1)
Oración de los fieles: La comunidad entera reza por aquel que va a ser bautizado, por las intenciones de los presentes y por todas las intenciones de la Iglesia universal.
Letanía: Se pide a los santos, aquellos cristianos que nos han precedido, para que intercedan ante Dios por el catecúmeno que va a ser bautizado.
Agua : Representa la nueva vida que infunde el Espíritu Santo y limpia del pecado original. Primero el celebrante (sacerdote ó diácono) la bendice. Luego se renuevan las promesas bautismales renunciando al pecado y se profesa la fe, el Credo.
Finalmente el celebrante pregunta a los padres y padrinos si desean que el niño sea bautizado, y entonces es cuando derrama tres veces agua sobre su cabeza, pronunciando la frase: Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Vestidura blanca : El bautizado ha muerto a la vida del pecado y acaba de nacer a una nueva vida, la vida de los hijos de Dios, de aquellos que aspiran a vivir limpios de pecado, libres de todo mal. Esto queda muy bien simbolizado en este color.
Cirio Pascual : El celebrante hace entrega de una vela encendida del Cirio Pascual, que representa a Cristo Resucitado. Los padres y padrinos tendrán desde ahora la misión de mantener encendida esta llama del amor de Cristo en el recién bautizado.
Para ello procurarán acompañarlo en su camino de fe a medida que vaya creciendo, acercándole a la comunidad cristiana de su ciudad, apuntándolo a la Primera Comunión cuando le llegue la edad... y contagiándole siempre el amor por Cristo, por la Iglesia y por la Humanidad entera que es lo que realmente puede hacernos plenamente felices.
Es la forma de recibirle en la casa de Dios. Los padres y padrinos repiten el mismo gesto.