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Respuesta:
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Explicación:
a Ilustración es una corriente que adquiere diversas formas de plasmarse en función de las tradiciones filosóficas y culturales de cada país que se desarrolló desde fines del siglo XVII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países se prolongó hasta los primeros años del siglo XIX. La cuna de la Ilustración se situó en Francia y es allí donde tendrá la mayor importancia. Agrupó a los grandes pensadores europeos bajo una consigna que Kant resumió con la frase “Atrévete a saber”. Se trata de la orden que el hombre se da a sí mismo, a la vez, que refleja la voluntad de expandir el saber que el hombre produce a todas las zonas del conocimiento humano.
Respuesta:
"El principio de la Ilustración es la soberanía de la razón, la exclusión de toda autoridad. Las leyes impuestas por el entendimiento, esas determinaciones fundamentales de la conciencia presente y referente a las leyes de la naturaleza y al contenido de lo que es justo y bueno, son lo que se ha llamado razón. Llamábase Ilustración a la vigencia de estas leyes. El criterio absoluto frente a toda la autoridad de la fe religiosa y de las leyes positivas del derecho, y en particular del derecho político, era entonces que el contenido fuese visto con evidencia y en libre presencia por el espíritu humano" (Hegel: Lecciones sobre la filosofía de la historia universal).
a) La autonomía de la razón. 'Sapere aude: Ten valor de servirte de tu propio entendimiento', con estas palabras Kant expresaba el carácter autónomo de la razón ilustrada. La razón es suficiente en sí y por sí misma, por lo que exige confianza en ella y en consecuencia la decisión de servirse de ella con independencia, sin otros límites que aquellos que le vengan dados por su propia naturaleza. De ahí la necesidad de analizarla y reconocer esos límites. Y es que la razón es una y la misma en todos los pueblos, hombres, culturas y épocas, y tiene una esencia o naturaleza fija, que se desarrolla en el tiempo pero siempre de acuerdo con esa esencia propia.
b) El carácter crítico de la razón. La razón, autónoma, necesitaba ser clarificada en su poder e independencia con respecto a aquello que la ahogaba. Es pues una razón crítica: crítica contra los prejuicios que ciegan y paralizan la razón. Crítica contra la tradición, entendida como la carga que presiona y se soporta sin otra razón que el ser pasado. Crítica contra la autoridad externa, es decir, contra la autoridad no reconocida ni reconocible como tal por la propia razón. Crítica no contra la credulidad, ya que la propia razón podía reconocer el sentido de la religión, sino contra la superstición y la idolatría. No contra el sentido de la idea de Dios y lo divino, sino contra una determinada representación de Dios.
c) El carácter analítico de la razón. La razón no sólo tiene una naturaleza, sino que también es el instrumento o medio para conocer, y con el cual interpretar el mundo y ejercer la crítica. De acuerdo con su naturaleza, la razón es analítica. Con este término se quiere designar su oposición y diferencia con respecto al uso de la razón que el racionalismo hizo en el siglo XVII. La razón racionalista pretende conocer desde sí misma de un modo deductivo y a priori y cree poseer en sí misma las líneas esenciales de toda la realidad; la razón ilustrada se entiende como la capacidad de adquirir conocimientos con la experiencia y lo empírico, referencia esencial.
d) La secularización de la razón. Frente a la concepción racionalista de la razón, que se remitía a una Teología y pretendía tener un uso y alcance trascendente, la Ilustración tiene una idea o concepción secularizada de la razón. La Ilustración rompe la tensión y el equilibrio entre fe y razón, mediante un proceso reductivo de la fe a lo racional. Exige y realiza la progresiva y total secularización de la vida humana mediante la desacralización; los grandes temas o cuestiones del pensamiento teológico son transpuestos a otro orden, y en él son reinterpretados y mantenidos, aunque en un sentido secular.
e) El optimismo de la razón. El optimismo científico se deriva del progreso de las ciencias de la naturaleza, de la técnica y de la industria. Lo más significativo de este progreso no es tanto el salto espectacular que el hombre europeo da en estos terrenos en el siglo XVIII cuanto la consolidación e institucionalización de un método de investigación científica y la emancipación de las ciencias naturales y técnicas de la tutoría de la teología. El método asegura para el futuro un progreso sin límites: el hombre ha alcanzado ya para siempre un dominio sobre la naturaleza externa que le proporcionará indefectiblemente la base material de su felicidad.
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