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Posiciones a favor y en contra del aborto
En pocas palabras el aborto es la interrupción del embarazo, ya sea en forma voluntaria o involuntaria. Pero detrás de esta fría y breve definición hay mucho más que se debe analizar, desde el contexto en el que sucede, hasta su razones, si hay peligro para la madre o el feto, o si es una decisión personal y consciente de la mujer que se somete al procedimiento.
El aborto siempre ha sido un tema polémico y motivo de debate entre quienes están en contra de su legalización y quienes buscan se despenalice en los países en los que el ordenamiento jurídico está en contra.
Para quienes están a favor del aborto este paso es insuficiente, porque borra de plano la posibilidad de la mujer de escoger si quiere o no llevar a término un embarazo que no puede ser interrumpido porque no cumple con los requisitos del estado (enfermedad para el feto o la madre, violación).
El argumento más utilizado para defender la práctica del aborto es el que afirma que la mujer tiene el absoluto derecho de disponer sobre su cuerpo.
Hay que buscar el bienestar global, y pensar en resolver las necesidades de los más pobres, no satisfacer a los más ricos e influyentes. Abortos realizados en clínicas ilegales y hospitales clandestinos son los que causan más muertes entre mujeres en edad fértil; permitir el aborto sería, respetar la libertad de cada mujer de disponer de su cuerpo, y proveer a la sociedad de una sistema de salud respetuoso que ponga el bienestar de las mujeres como una prioridad.
Otro argumento de quienes están a favor del aborto habla de que el embrión fecundado, en la primera etapa del embarazo, aún no constituye un ser humano, sino un conjunto de células y por tanto, al decidir interrumpir el embarazo, en realidad no se está acabando con la vida de una persona. Aquí la conversación adquiere niveles ontológicos porque se entra a debatir cuándo comienza la vida y cuándo un ser humano se convierte en tal.
Algunos países permiten el aborto antes de las 12 semanas de gestación y otros países lo permiten hasta más avanzado.
En la otra cara de la moneda, quienes están en contra del aborto, en inglés llamados pro-life, señalan que el principio a la vida es más importante que el derecho de la mujer a disponer de su cuerpo, ya que se trata de proteger la vida de un ser indefenso. Regresamos a la discusión de cuándo el feto es un ser humano, pero sobretodo a poner sobre la mesa que los derechos de la mujer están en las manos del estado.
Por otro lado hay que preguntarse por qué los derechos de las mujeres, sobretodo este tan íntimo y relevante, está en manos del estado. ¿Acaso los hombres tienen que pedir permiso para hacer libre uso de su cuerpo? ¿Cuándo se ha visto a un hombre demandando al estado para someterse a una vasectomía? ¿No es, en alguna medida, un procedimiento que pone en peligro la vida?. Los estándares con los que se tratan las necesidades de los hombres y mujeres son diferentes, y moralmente escurridizos.
Si una madre considera que no quiere traer el mundo a un niño por las razones que sean, hay que escucharla y darle la oportunidad de que este proceso, doloroso y emotivo, se haga en un ambiente respetuoso donde ella sienta que su voz cuenta. Así mismo también hay que escuchar a la madre que, a pesar de los diagnósticos médicos, quiere llevar a término un embarazo que se considera riesgoso. El punto clave de la discusión es darle, por fin, una la voz a las mujeres.