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La maravillosa historia que reseño hoy nos traslada a la región de Salla, en los fríos bosques del norte de Finlandia. Para Jyrki Svenson el medio ambiente juega un papel tan importante que llega a quitarle protagonismo a cualquiera de los personajes. Denso, verde y misterioso, el mundo natural y su entorno, es poderoso e impredecible. Una verdadera locura inhumana horrible en su lógica, porque el autor ha diseñado una naturaleza salvaje con una gran riqueza de detalles que va llenando cada grieta de la mente del lector hasta que no hay espacio para nada. Llegando a pintar la locura con un telón de fondo de la ilusión bucólica.
Nos lleva a una Finlandia desconocida, surrealista, cuyos bosques formaron parte en las noches de los tiempos de extrañas ceremonias sagradas. El mundo vegetal dormía, esperaban pacientes su estallido con la llegada del otoño. Época de la cosecha y de ciertas historias… Allí a Salla, regresa el señor Svenson para abrir un pequeño invernadero, tras abandonar su trabajo en la bolsa y un matrimonio que nunca le hizo feliz. Entre terribles pesadillas entra en ese mundo onírico donde es imposible distinguir la realidad del sueño. No sabremos si esa llamada telefónica fue real, pero comenzarán a suceder unos insólitos asesinatos. Muertos de los cuales nacen de sus pechos abiertos unos crisantemos mutantes. Entre arrebatos sexuales descritos con una belleza erótica sublime, árboles que parecen seres humanos y conversaciones con difuntos; el florista será señalado como principal sospechoso.
El hombre que esperaba a las flores, es un escrito para el conocedor de la sintaxis que busca una aventura literaria más allá del entretenimiento. Experimental, oscuro, deformado, nos hará caer presos de lagunas de realidad, ya que, al pasar las páginas, irá acercándonos cada vez más a la locura que en su día ya nos llevó el maestro Lovecraft. Ese terror diferente que no se ve, pero lo sentimos acercarse y por algún motivo sabemos que ya no tenemos escapatoria.
Un bosque brumoso, plantas que no deberían estar ahí por el clima, el autor las colocó en esa tierra para nuestro desconcierto. Ellas saben la verdad de este aterrador apocalipsis. Y es que los humanos tenemos la falsa creencia de que estamos en la cima de la cadena alimentaria. Creemos que dominamos el mundo natural, pero esto no es cierto. Hemos creado un mundo de falsas pretensiones. Nos escondemos en casas con aire acondicionado y calefacción, corremos de un ambiente controlado a otro, mientras encendemos lámparas para alejar la oscuridad. Pero la auténtica verdad es que la naturaleza nos permite nuestra posición. Se parece mucho a ser de repente de nuevo niños, dejando que nos sentemos en el asiento del conductor para jugar a ser mayores, pero al final del día nos ordenarán que nos acostemos. Protestaremos, pero iremos en silencio. La naturaleza puede ser un huracán, tornado, erupción, tormenta de nieve, sequía, una germinización… Demostrándonos quién manda verdaderamente en la Tierra.
Secretos que siempre estuvieron ahí, porque el aroma de las plantas no sólo es dulce, también puede ser putrefacto. Personajes rozando la esquizofrenia junto al terror vegetal primigenio. Un libro inaudito hasta ahora en español que esconde una historia tan increíble cómo fue la propia vida de su autor, el cual desapareció en la nada… Me da mucho coraje comentaros esta maravilla descatalogada, pero si algo aprendí del mundo de los libros, es que al final cualquiera de ellos puede aparecer de nuevo. Así que os dejo estas palabras, que no hacen justicia a lo que en verdad he leído. Un libro de esos raros que no terminas de entender si nos dejó una simple historia o una advertencia. Destacar el maravilloso acabado interior con láminas a color pegadas, firma impresa del autor y dibujos del mundo vegetal acompañando la obra. En verdad, una rareza impresa que ojalá acabe en vuestras manos.