Respuestas
Respuesta:
Reconocer que cada persona comparte con las demás la dignidad humana y que, por eso, todas gozan de la igualdad de derechos ante la ley significa que ninguna diferencia física o cultural puede justificar una limitación de esa igualdad. Es decir que la igualdad de derechos ante la ley garantiza el derecho a ser y a pensar diferente.
Sin embargo, la aceptación generalizada de esta idea es bastante reciente en relación con los miles de años de historia de la humanidad. Aun después de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de los pactos y convenciones que aseguraron la vigencia de esos derechos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, en el mundo contemporáneo persisten numerosas situaciones en las cuales las diferencias físicas, culturales e ideológicas fueron y son utilizadas para negar la igualdad de derechos ante la ley a determinadas personas o a grupos de seres humanos. En todos los casos, estas situaciones han sido el resultado de la imposición de algún tipo de poder –económico, político o ideológico– que algunas personas o grupos de personas ejercen sobre otras y, también, de la suposición por parte de los que niegan los derechos, de que existen «seres inferiores» que no merecen tener los mismos derechos que los que se consideran a sí mismos «seres superiores».
Explicación:
Respuesta:
Reconocer que cada persona comparte con las demás la dignidad humana y que, por eso, todas gozan de la igualdad de derechos ante la ley significa que ninguna diferencia física o cultural puede justificar una limitación de esa igualdad. Es decir que la igualdad de derechos ante la ley garantiza el derecho a ser y a pensar diferente.
Sin embargo, la aceptación generalizada de esta idea es bastante reciente en relación con los miles de años de historia de la humanidad. Aun después de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de los pactos y convenciones que aseguraron la vigencia de esos derechos a lo largo de la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, en el mundo contemporáneo persisten numerosas situaciones en las cuales las diferencias físicas, culturales e ideológicas fueron y son utilizadas para negar la igualdad de derechos ante la ley a determinadas personas o a grupos de seres humanos. En todos los casos, estas situaciones han sido el resultado de la imposición de algún tipo de poder –económico, político o ideológico– que algunas personas o grupos de personas ejercen sobre otras y, también, de la suposición por parte de los que niegan los derechos, de que existen «seres inferiores» que no merecen tener los mismos derechos que los que se consideran a sí mismos «seres superiores».