una conversacion de una persona de 80 años y un joven de 14 años
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Se desarrolla una conversación ficticia, entre una persona de 80 años y un joven de 14 años, asumiendo que no son familia, y su encuentro es casual.
El anciano está sentado en una plaza, a la sombra de un frondoso árbol, cuando el adolescente se sienta en el extremo del banco, absorto en su celular, que no parece querer prender.
- Anciano: ¿Te puedo ayudar?
- Adolescente lo mira como si hubiese aparecido de pronto: No, no creo tenga un cargador de celular en sus bolsillos.
- Anciano, riendo suavemente: Por supuesto que no, pero tengo un celular si necesitas llamar a alguien.
- Adolescente: ¿llamar? no, no. Solo conversaba con mis amigos. No me se el número de ninguno, porque todo está guardado en la memoria y ahora está apagado.
- Anciano: Seguro no quieres escucharlo, pero antes nos sabíamos los números de todos los amigos y familiares de memoria, solo que no era fácil estar en la calle y conseguir algún teléfono que funcionara para comunicarse.
- Adolescente, sonriendo por primera vez: No imagino como sería eso, no recuerdo alguna vez que no tuviera un celular en mis manos.
- Anciano: A veces era bastante difícil, en emergencias sobretodo, cuando necesitabas ayuda. Eso sí que es algo que no extraño de esos tiempos. Ahora siempre se de toda la familia.
- Adolescente: ¿Y qué extraña de esa época?
- Anciano, mirando en algún punto lejano: Extraño amigos, extraño a mis padres, a mis abuelos. Extraño a veces la juventud y el sentir que tenía todo el tiempo por delante. Y sobre todo, extraño dormir como si el mundo se apagara.
Ambos se rieron, sintiéndose conectados y el chico guardó el celular en su bolsillo, disfrutando de su entorno.