Qué personajes fueron sacrificados en el proceso de la reconquista española elaborar una buena sintesis de cada uno de ellos
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a historia la escriben los vencedores. Si el resultado de las guerras de independencia hubiese sido otro, Pablo Morillo sería hoy recordado como el hombre que restableció el orden en la Nueva Granada y recuperó el virreinato para la Corona española tras borrar del mapa a los ‘guerrilleros independentistas’.
Pero como eso no ocurrió, la memoria de este general en los libros patrios es inequívocamente la de un hombre de sangre fría que llegó a estas tierras con la misión de poner la casa en orden para la Corona de Fernando VII, costara la sangre que costara. Y la verdad es que lo hizo mientras tuvo los hombres suficientes para sembrar miedo y subyugar a punta de escarmiento, fuego y horca a los patriotas de la Nueva Granada. Pero a pesar de liderar esa campaña inclemente de la reconquista -conocida como el Régimen del Terror- y que terminó con la vida de una generación de criollos ilustres, hoy la imagen de Morillo ha sido reescrita, especialmente por españoles, que muestran que fue un hombre con matices interesantes y grandes contradicciones.
No se trató de un santo, tampoco de un demonio, sí de un militar sobresaliente que en cinco años pasó de ser un voluntario a convertirse en general. En 1814, una vez Fernando VII retomó el trono tras la expulsión de las tropas de Napoleón, el rey siguió el consejo de su junta de generales y delegó a Pablo Morillo para comandar el ejército encargado de devolverle a la Corona lo que los patriotas americanos les habían arrebatado.
Así resulte difícil de creer, Morillo vivía por dentro una fuerte contradicción ideológica, como lo asegura Fabio Zambrano, profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia. Era masón, como Simón Bolívar, y con un pensamiento liberal como el que tenía parte de la elite criolla, pero a la que tenía que subyugar por haberse alzado contra el rey. Tampoco podía olvidar que a sus 16 años salió de su humilde pueblo, Fuentesecas (Castilla), para ingresar a la Armada, en la que logró reconocimiento y ascender socialmente gracias a sus talentos en el frente de batalla. Por eso, en su reconquista, siguió órdenes a carta cabal, como lo hizo desde que empezó su recorrido militar en España e impresionó a los ingleses junto a los que luchó. La historia suele omitir que Morillo era un hombre de pensamiento moderno, una faceta que no encaja en el perfil de la mayoría de sus crueles acciones.
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