Respuestas
Respuesta:
Hasta medianos del siglo XVI, los más castizos prosistas castellanos decían. “Rezan cartas”, cuando un hecho eran referidos epístolas.
Después, sacando una misiva decían: “Carta canta”. Los ultracriollos sólo decían: “Papelito habla”.
Leyendo al jesuita Acosta, conocí el origen de la frase, por eso reclamare a la Academia el peruanismo. Veamos.
Era Antonio Solar, en 1558, uno de los vecinos más ricos de Lima. Y aunque no estuvo con Pizarro en Cajamarca, logró que se le repartiese casa, 200 fanegadas en Supe y Barranca, Y 50 mitayos a su servicio.
Formó hacienda en Barranca y trajo de España yuntas de bueyes: “Iban los indios - dice Acosta - a verlos arar, asombrados; diciendo que los españoles, por no trabajar, los usaban”. Y trajo semillas de melón, nísperos, granadas, cidras, limones, manzanas, membrillos, guindas, cerezas, almendras, etc.
El melonar de Barranca dio primera cosecha y el mayordomo escogió diez para obsequiarlos al patrón. Los mitayos encargados, - en un descanso - al sentir el perfume de la fruta, apetito y temor se enfrentaron. “Comamos un melón, - dijo uno – escondamos la carta y no nos acusará”. Su sencilla ignorancia creía ver en la escritura a un espía diabólico. Esto agradó al otro y colocando la carta bajo una piedra, se echaron a devorar la incitante fruta.
Cerca a Lima uno de ellos dijo: “Igualemos la carga; porque si llevas cuatro y yo cinco, sospecharán”. Y escondieron la carta, devorando el segundo melón.
Al llegar, le dieron la carta, en la que le anunciaban diez melones. Don Antonio, que prometió al arzobispo y otros sus primeros frutos, examinó la carga:
- ¡Ladronzuelos! -gritó bufando- ¡Aquí faltan dos!
- ¡Ocho no más, taita! -dijeron temblando los indios.
- ¡Aquí dice diez, se han comido dos! ¡Zurra con ellos!
- ¿Lo ves? ¡Carta canta! -dijo uno, después de zurrado.
Escuchó don Antonio, y les gritó: “¡Sí, bribones, ya saben que carta canta!”, y la frase se generalizó y pasó el mar.
Explicación: