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Bien se ha dicho que estamos compuesto por materia, alma y espíritu, empero existe la pregunta del por qué cuando algo nos molesta, nos entristece o nos alegra, lo sentimos en el pecho como si nos doliese el corazón, pero realmente, ¿dónde se origina ese dolor? Pues si investigamos, nos damos cuenta que el alma humana tiene el papel protagónico. Según el Rabino, Yanki Tauber, explicó que: “Sin el alma es como una lámpara sin electricidad, una computadora sin el software, un traje espacial sin astronauta en su interior. Con la introducción del alma, el cuerpo adquiere vida, visión y oído, pensamiento y habla, inteligencia y emociones, voluntad y deseo, personalidad e identidad”. Así pues, se puede decir que todo lo que sintamos sea negativo o positivo lo sentimos en el alma; que los psicólogos llaman la Psique.
Generalmente, utilizamos los cinco sentidos; olemos, palpamos, gustamos, miramos y oímos. Mediante estos, percibimos para luego conocer, pero realmente, nunca sabemos del todo. No solo basta con recurrir a ellos, sino también al entendimiento, la voluntad, la emoción y el sentimiento que conforman el difícil mundo del alma humana. Pese a que, en ocasiones, suele ser complicado de entender y analizar a alguien, dado a que cada persona cambia de estados de ánimo con frecuencia, sí puede ser posible dominar esas permutas en el temperamento y que de alguna manera están vinculados a la forma en como manejamos nuestra esencia interior. Como por ejemplo: hacer promesas, o tomar decisiones en momentos los cuales no estamos dominados por la sensatez, sino el ímpetu de la ira o una efusiva alegría.
De esta manera, tenemos que comenzar a conferirle al alma el lugar que merece, preocuparnos por asuntos que trasciendan más allá de lo básico en este mundo, como por ejemplo: ¿adónde iremos después de esta vida? Dado que el alma ya no habitará en nuestro cuerpo material ¿cómo nos comportamos con los demás? ¿Estoy edificándome desde el corazón o no? Y en líneas generales, reflexionar.
Dios los bendiga. Gracias.